Han pasado veintidós años y, aún hoy, cada vez que abre el armario de su mujer, la sigue sintiendo a su lado. No es el tacto de su ropa, ni el sonido de los cajones al abrirse, ni el tintineo familiar de las perchas, no; sólo hay una cosa más evocadora que todo eso: su olor. El armario huele a ella. Han pasado veintidós años y, aún hoy, sigue teniendo la necesidad de que regrese a este mundo junto a él. No cree en los milagros, así que más de una vez ha pensado en irse al de ella con billete sólo de ida.
"Conmigo, dios se ha hecho el sordo", confiesa en su diario en un día de bajón.
Su hijo lleva años machacándole con que debería conocer a otra mujer, pero él dice que "para qué", tan fácil como eso para desarmar cualquier argumento. Insiste pero con la seguridad de que su padre nunca querrá a otra. Le anima a hacerlo sólo para que se sienta vivo, aunque sabe que la mitad de su vida se fue hace tiempo.
Sería también complicado para su hijo que otra mujer ocupara el lugar de su madre. Han pasado veintidós años y, aún hoy, esconde caramelos de violeta en su cajón para cuando la echa de menos. A menudo, huele el paquete para recordar el sabor de sus besos cuando llegaba del cole.
No sé en que parte del laberinto de la memoria están los olores, pero no seré yo quien les ayude a encontrar la salida. De esa forma, ella seguirá aquí dentro.
Es curiososo el tema de los olores. Me recuerda a esto otro: http://lavidaesunsusurro.blogspot.com/2009/12/como-oler-su-piel-si-desaparece.html
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Besos
El poder evocador del olor es infinito , como ese amor.
ResponderEliminarMagnífico texto.
Los olores son sabores...
ResponderEliminarEl post es muy bello.
Me ha gustado mucho; efectivamente, ¿para qué?
ResponderEliminarCuando has encontrado lo que buscas y lo pierdes, ¿volver a empezar, volver a dar los mismos pasos, el largo proceso de conocer bien a alguien de nuevo? No creo que a partir de determinada edad esté uno dispuesto a seguir el mismo largo proceso con otra persona, precisamente porque ello implicaría aceptar las cosas como están. Yo, personalmente, no las aceptaría ni desearía reconciliarme con nada. Para eso, mejor ser un golfo mientras se espera al final.
Saludos!!
...los olores son entradas de cine para ver una película llena de flash backs...
ResponderEliminarOlores celosamente guardados, podría ser el título. También el de una peli.
ResponderEliminarMe alegro de haberte encontrado