viernes, 19 de diciembre de 2014

CECILIA Y EL FILÓSOFO

Un recuerdo es una persona asociada a una acción y, a veces, a una mentira. 
"Cecilia dormía profundamente cuando entré en la habitación y, aprovechando el silencio, me infiltré en su sopor. Aún recuerdo el súbito vértigo al salir eyectado de sus sueños cuando sorprendí a un filósofo disfrutando del favor de sus manos. Siempre he odiado a los filósofos, con sus pelos lacios, sus chalecos de lana pasados de moda, las gafas de pasta a juego y el efecto narcótico de sus palabras..."

jueves, 11 de diciembre de 2014

EL OTRO FINAL DE... SI LA COSA FUNCIONA


“Si a mi mujer le gusta la música clásica, el arte, la literatura y el sexo… ¿por qué discutimos?” Boris jamás supo la respuesta.
Yo sí...  sigue aquí

lunes, 1 de diciembre de 2014

MUJERES ENIGMÁTICAS

"Siempre me gustaron las mujeres enigmáticas, de esas que tan pronto están como luego desaparecen. De una mujer enigmática puedes esperar cualquier cosa; nunca sabes si está releyendo lo que ha escrito o simplemente está robándole la idea a otro. No se las ve venir, y ese desconcierto me resulta irresistible".

sábado, 29 de noviembre de 2014

ESPEJO

"Música oriental sonaba en el ascensor mientras Martina y Umberto ultimaban detalles de su atuendo frente al espejo. Miraban su reflejo no como pareja, sino como desconocidos; cada uno revisando su parte del matrimonio".
www.caunedo.blogspot.com

domingo, 23 de noviembre de 2014

EL CEMENTERIO


En el salón de su casa tenía un cementerio. Colgadas de la pared, al lado de un mueble chino, sobre su orejero de lectura, tenía colocadas por orden las fotografías de todos sus muertos. Eran marcos de madera exactamente iguales, todos en filas sucesivas, colocados por orden de defunción. Su mujer, uno de sus hijos, amigos, familiares, escritores y artistas que marcaron su carrera; todos allí enterrados. Muchas tardes he pasado en su casa durante su enfermedad y jamás me habló de ellos; salvo ayer. Con un hilo de voz, tapado con una manta de viaje, me contó muchas cosas que no sabía de su vida. Después me hizo ir al trastero y coger la caja de herramientas. Me dijo dónde estaba el martillo y los clavos y entonces me señaló el lugar donde debía colgar la siguiente foto: la suya. Una vez enterrado, me pidió que le dejara solo.

sábado, 22 de noviembre de 2014

ENTREVISTA


  
 —¿Ha pensado en volver a casarse?
   —Mire, en el mundo hay hombres y mujeres, y después estaba Iliana. Para que yo volviera a casarme tendría que creer en la reencarnación.
   —¿Por qué le gusta vivir tan aislado, tan lejos de todo?
   —Verá, de joven viví en el centro de Viena, en un edificio de cuatro plantas. Éramos doce vecinos y pasaron años hasta que logré conocerlos a todos. A lo máximo que llegué fue a saludarles en la escalera y a hablar de la lluvia. Aborrezco vivir en comunidad. Nunca participé en una junta de vecinos y rehusé ser presidente en infinidad de ocasiones. Las reuniones de vecinos me dan ganas de vomitar. Es como compartir tu vida con desconocidos. Siento repugnancia al tocar los botones del ascensor, el olor a comida en el descansillo, me molestan esas bicicletas cochambrosas todo el día ahí en medio, odio compartir mi cubo de basura y oler la basura de los demás. Siento pánico de la intrincada instalación de gas, siempre pienso que los así llamados técnicos instaladores de gas son en verdad inmigrantes sin preparación que no conocen bien su trabajo. Con sólo ver el cuarto de contadores del sótano me entran temblores. Dependemos de que al estúpido de arriba no se le haya roto la lavadora y te inunde tu casa. Vivimos sobre bombas de relojería y no nos damos cuenta. Me encanta la soledad y el silencio. ¿Acaso tienes silencio en tu casa? ¿Es que acaso no te puede tocar una vecina loca que vea la televisión a todo volumen a las tres de la madrugada o un alcohólico psicópata que se mee todas las noches en la puerta de tu casa?
      Es usted un hombre polémico en su país. Se le ha tildado de arrogante, megalómano, egocéntrico…¿A usted de qué manera le afectan las críticas?
   —Generalmente mis libros han tenido muy malas críticas, aunque curiosamente luego han recibido bastantes premios, lo que demuestra la absoluta estupidez de los críticos o la insoportable incompetencia de los jurados de los así llamados concursos literarios. Mi primera novela fue vapuleada en todos los medios de la manera más bochornosa y a punto consiguieron mi total desesperación y odio hacia la literatura. Pero luego me terminé acostumbrando a las majaderías y los disparates y ya nunca me preocuparon las criticas de esos personajes abyectos, siniestros y mediocres, escritores frustrados en su mayoría que alardean de su saber sin pudor, vomitando cursilería y ramplonería deficiente, escasez de neuronas y sobrepeso en vanidad. Ahora, hoy, lo que digan, me es total y absolutamente indiferente.
  ¿Qué supone ésta luz mediterranea para usted?
   —No crea que soy el típico centroeuropeo ansioso por broncearse que en cuanto puede se calza unos zuecos de goma y un pantalón corto. El sol, la duración de la luz…, no crea. Me provoca repulsión la sola idea de imaginarme embadurnado en cremas para tostarme al sol, como cruasanes con mantequilla. Me da asco el sudor.., sudar, ver el sudor de los demás, oler el sudor de la gente, el calor, el mal llamado paraíso que todo el mundo imagina con palmeritas y agua azul turquesa, es para mí la escena más espantosa de las escenas imaginables. El Caribe…, las playas de arena pegajosa donde la gente se mea sin contención.., y esos bares de playa, con lechugas plagadas de bichos y pescado sobado por manos de así llamados camareros temporales, llenas de callos y uñas largas. El calor, el sudor. Hoy soy feliz aquí, a estas horas, aquí, sobre esta silla de madera que cojea, hablando con usted, sólo con usted, nada de grupos, odio los grupos de gente, las reuniones con gente son insoportables, me resultan en todo momento repugnantes. Me siento bien al llegar a casa después de caminar sobre la nieve, encender el fuego, descalzarme y tocar el piano junto a un té humeante. ¿Es que acaso no lo entiende la gente? 

martes, 18 de noviembre de 2014

LAS VENAS

Foto: John Goodman

Coincidía con ella todos los días en el gimnasio. Era agotador verla levantar constantemente pesas y mancuernas. Un día me atreví a dirigirle la palabra: le pedí que me abriera el bote de las vitaminas. Sentada en el banco de remos me miró de arriba a abajo, cogió el bote, y lo abrió sin esfuerzo. Las venas de sus brazos me hicieron tragar saliva. No me dijo nada, pero supe que no tenía nada que hacer. Esas cosas se notan. 

martes, 4 de noviembre de 2014

MARIE CAMINANDO

Foto: Dorothea Lange
Llevaba pantalón negro y camisa blanca. Un pañuelo verde con pequeños arabescos anaranjados anudado al cuello le restaba sobriedad al atuendo, más apropiado para una cena que para una tarde de lectura casera. Que su aspecto fuera elegante no quiere decir que tuviera buen semblante. La elegancia tiene que ir en consonancia con la expresión, y la suya no parecía la de una mujer feliz. Los detalles difusos se iban haciendo certeros y nítidos a medida que la distancia entre nosotros disminuía. El pelo, siempre cuidado mientras estuvo en Ibiza, dejaba ver la raíz gris de algunas canas, como si el tinte hubiera dejado de ser algo imprescindible. La peluquería es una de las primeras renuncias cuando se hace un listado de prioridades.  La ausencia de maquillaje mostraba la edad real, no la que Dior quería.  Sus pasos, buscando retrasar el momento del encuentro, se iban acortando.

lunes, 3 de noviembre de 2014

ENAMORARSE


Dicen que enamorarse a ciertas edades no es sencillo. A mí, la verdad, no me costó ningún esfuerzo. Sin duda hubiera sido mucho más duro enamorarme perdidamente de una mujer a los veinte años cuando el cuerpo te pide justamente ir desprendiendo amor cada noche, preferiblemente con mujeres distintas.

viernes, 31 de octubre de 2014

FONENDOSCOPIO


Durante el chequeo rutinario de cada año, le pedí a mi cardióloga que me dejara el fonendoscopio para oír mi propio corazón. Luego, con la confianza de la amistad, le pedí escuchar el suyo. Sonrío algo perpleja. Miró el reloj y se desabrochó la bata. 

viernes, 24 de octubre de 2014

EL OTRO FINAL DE... AMARCORD



A Titto le faltó tiempo para venir a contarme lo de la estanquera con todo lujo de detalles. Y yo, que hasta entonces no había cogido un pitillo en mi vida, quise probarlo a ver si así también me ocurría lo mismo que a él... Sigue aquí

martes, 21 de octubre de 2014

EL AMOR

"Todo lo relacionado con el amor lo había vivido a través de terceras personas. Eso que llaman enamoramiento había quedado apartado de mí hasta que la conocí; tan sólo me rozó cuando algún amigo se casaba. Lo más cerca que estuve del amor durante años fue cuando recibía en el buzón alguna invitación de boda"

lunes, 13 de octubre de 2014

MALETA DE MUJER

Mientras se refrescaba en la piscina después del viaje me fijé en su maleta abierta sobre mi cama. Vi su ropa perfectamente doblada y ordenada, un pequeño diccionario de español, la bolsa de aseo y un discreto joyero forrado de seda azul. Cuando una mujer viaja con sus joyas es que el viaje se presume largo, lo que podía ser bueno o malo.

domingo, 12 de octubre de 2014

COMPLICARSE

—¿Por qué no me besas?, ¿es que acaso no te gustan las mujeres?
—Tú no eres una mujer; eres una complicación.

jueves, 9 de octubre de 2014

LA FOTO


Hacía frío. Era un día de invierno en que esparcíamos las cenizas de mi mejor amigo en su bosque favorito. Allí congregados, su viuda, también mi amiga, me pidió que dijera unas palabras. Lo hice, y mientras hablaba, alguien hizo una fotografía. Vi un flash entre el grupo. Al terminar, quise tener un recuerdo de aquel acto. Pregunté entre familiares y amigos quién me había hecho la foto. Nadie lo supo, incluso ninguno vio el flash, pero yo sé que lo hubo. 

martes, 7 de octubre de 2014

LA HUIDA

Foto: Eric Draper

"Tal vez no le importara la ruptura con Jean, sino la manera en que lo hizo patente, su huida, su fuga sin remite, el adiós sin esperar respuesta, el "ahí te quedas" cobarde de quien no sabe manejar el afecto; hacer desaparecer la persona, pero dejar todo lo demás".
SE ACABÓ, de Rafael Caunedo. Editorial Última línea

lunes, 6 de octubre de 2014

EL VINO Y LA SINCERIDAD

Tardé exactamente una botella y media en llegar al meollo del asunto. Calcular el tiempo en función del vino consumido es algo que siempre se nos ha dado bien a Flavio y a mí. Por eso, mientras mostraba cierta desafección e indiferencia sirviendo en sus copas, decidí contarles la verdad.
Luego, al terminar, preferí callarme y cambiar de tema. A veces, hasta el mejor de los borgoñas se agria con el exceso de sinceridad.

jueves, 2 de octubre de 2014

MIRADA DE MARIE

Marie tomaba café de pie, apoyada en la encimera, analizando en silencio aquella conversación, intentando captar mis posibles intenciones ocultas. Y las de Flavio. Sentí su mirada sobre mi pañuelo de seda. La supuse especulando sobre el porqué de aquel caprichoso detalle en el cuello. Puede que a su ex marido también le gustase la seda y estuviera pensando en estrangularme con ella o puede que, simplemente, me mirara porque no había muchas otras opciones dentro de aquella cocina. Aún así, su expresión seria y escrutadora provocó en mí cierta inseguridad, igual que cuando alguien no para de mirarte la boca mientras hablas como si tuvieras un trozo de lechuga entre los dientes. 

martes, 30 de septiembre de 2014

EL OTRO FINAL DE... HER


Nos comunicamos a través de un pinganillo. En el futuro, los hombres no somos nadie sin nuestro pinganillo (el de la oreja, aclaro). Si por cualquier motivo (ya sea caducidad, batería agotada u obsolescencia programada) el pinganillo deja de funcionar, entramos en pánico.

Y Theo más que nadie…Sigue aquí...


lunes, 29 de septiembre de 2014

ABUELO

La perspectiva de ser abuelo me daba cierto vértigo, era un salto gradual, una manera muy efectiva de hacerme ver que me estaba haciendo mayor. Uno no envejece porque sí, le envejecen los demás y las cosas que ocurren a su alrededor. De pronto me imaginé con un bebé en los brazos, igual que había hecho en aquel sótano de París con Nicole cuando su madre la dejó en una cesta. La vida se me había pasado demasiado rápido. Si todo lo trascendente lo hubiera escrito en un libro, no hubiera pasado de ser una simple novela corta y, si resumo, tal vez tendría el tamaño de un pasquín. 
R.C.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

FLAVIO Y EL DINERO


Flavio decía que gastar el dinero en hacer feliz a los demás engrandece el alma. En realidad, eso del alma lo decía sólo porque le sonaba bien, muy poético, pero lo importante de verdad era que mi dinero nos servía para quitarnos preocupaciones a los dos. Entonces, ¿por qué no quitárselas también a la gente que queríamos? Flavio nunca tuvo nada suyo, por lo que su generosidad era relativa. Se vanagloriaba de que lo suyo era de todos, aunque todos sabíamos que suyo, suyo, no tenía nada. Eso sí, estoy convencido de que, de tenerlo, de verdad que lo compartiría, pero hasta que llegara ese momento tenía que hacerme a la idea de que lo mío era suyo y no al revés.
Esta era la famosa teoría de Flavio: “Jamás te preocupes por el dinero, preocúpate sólo de estar cerca de quien lo tiene”.
Yo tenía dos cosas: dinero y ganas de compartirlo. 

sábado, 20 de septiembre de 2014

WHATSAPP1


Te gustaba aquella vez que me dejaste ver tu ombligo mientras limpiabas mis gafas con el faldón de tu camisa o sólo me provocaste para pasar la noche?
(Continuará...)

miércoles, 17 de septiembre de 2014

EL OTRO FINAL DE... SUEÑOS DE SEDUCTOR



El día que me enteré de que Allan Felix hablaba con Bogart comprendí que nuestra amistad estaba justificada por compartir ciertos delirios. Si bien él prefiere a Rick, el héroe de Casablanca, yo tengo predilección por Jep Gambardella, el de La gran belleza, lo que nos coloca confrontados a menudo, aunque no por ello hayamos discutido jamás.
Una noche, incluso, cenamos los cuatro en mi casa… sigue aquí.

lunes, 15 de septiembre de 2014

HERNÁN



El mejor restaurante de la isla era el de Hernán. Jamás llegué a imaginar que una pizza pudiera ser algo tan delicioso. “Los argentinos somos así, Wilfred, mejoramos la especie”, decía siempre. Supongo que no lo diría por él porque Hernán no era especialmente atractivo, más bien lo contrario, aunque hacía gala de la consabida labia argentina y embelesaba a toda la clientela en cuanto se dejaba ver por la sala. Hablaba con todo el mundo, se paraba en cada mesa, pero sólo en la mía se sentaba, razón por la que siempre reservaba una mesa con una silla de más. En cuanto me veía, se venía conmigo. Y con Flavio.
Tenía barba de gamberro, mirada de pícaro, pelo de loco, color de vividor, gestos de mundano y bolsillo de pródigo. Era igual que yo, pero en porteño.
(Últimas páginas de una nueva historia…)

lunes, 8 de septiembre de 2014

EL BOTÓN DE MARIE


Las personas no rejuvenecen, sólo algunas tardan más tiempo en envejecer.
Marie aparentaba la edad que tenía, ni más ni menos: cincuenta años. Tenía arrugas, bastantes canas sin la ayuda del tinte, manchas incipientes en las manos, los lóbulos de las orejas habían perdido consistencia y empezaban a dolerle las rodillas al levantarse: era, sencillamente, perfecta. Me encantaba.
Era meticulosa calculando la medida exacta de té en la tetera. Se puso las gafas para hacerlo, igual que hacía yo. Descubrí que también en eso nos parecíamos. Un botón del puño de su camisa estaba a punto de soltarse. Se lo hice saber. Lo miró y me tendió la mano para que fuera yo quien se lo quitara. Apenas tuve que tirar del único hilo que lo mantenía unido a la camisa. Era un botón nacarado, con cuatro agujerillos, un botón como otro cualquiera. Sin embargo, no lo era.
Era su botón.

sábado, 6 de septiembre de 2014

SIEMPRE MARIE


Recuerdo aquellos días con especial emoción al comprobar los efectos beneficiosos que la isla provocó en Marie. La mujer del norte, fría y calculadora, iba poco a poco adaptándose. Progresivamente pasó a llevar la ropa con un toque de degradación muy de mi gusto. Supongo que Ibiza se presta al abandono, a dejarse llevar. Los espejos aquí son menos exigentes y las tallas de la ropa, esos numeritos crueles que se fijan en las etiquetas, pasan a ser simples guarismos sin importancia.
(Últimas páginas de una nueva historia) R.C.

jueves, 24 de julio de 2014

¿Aún estoy a tiempo?


¿ESTOY AÚN A TIEMPO?
Por Estefanía de Blas.
Puede parecer que, estando en las fechas que estamos, “Se acabó” sea un libro de vacaciones, de esos que se leen antes de rompernos el espinazo en una larga siesta de tumbona playera, justo después de una comilona familiar. Pues no, no lo creo.
Portada de "Se acabó", editorial Última línea

Cuando terminé de leerla tuve la sensación de que había “vivido” una historia. Tal vez sea su poder de sugestión el que ha hecho que considere a Sofía Bassols una amiga a la que me gustaría volver a ver, coger mi móvil y buscar su nombre en la agenda. Puede que sea justo esa la virtud de Rafael Caunedo: acercar los personajes hasta sacarlos del papel.
“Se acabó” es de lectura fácil, no necesita malabarismos para abrirnos los ojos. La historia está ahí, en la pantalla de nuestros párpados, igual que una buena película de esas en las que parece que no pasa nada y sin embargo pasa de todo. Porque, la verdad, esta reseña bien podía estar en la sección de cine. Le recomiendo sacarse la entrada ya, antes de que la locura de las novedades la relegue a un injusto segundo plano.
Abra las primeras páginas y lea con calma, sabiendo que, con la serenidad de un mago, Caunedo les irá conduciendo por el lado más íntimo de los personajes, utilizando para ello una capacidad empática que trasciende a la propia historia.
Confieso mi debilidad por Jean Asperge, el músico que lo tiene todo salvo la capacidad de hacerse querer. “¿Esto es el éxito?”, se plantea. Alguien dijo que en los libros de Caunedo nadie es feliz a pesar de tenerlo todo. Supongo que el dinero, la fama y el reconocimiento no bastan. ¿De verdad son esas nuestras aspiraciones? Pues que sepan que, según el autor, estaríamos incompletos, tanto como lo están sus personajes, cuya evolución a lo largo del libro va dirigida a completarse. ¿Cómo? Buscando las piezas de su puzzle.
Cuidado con las cosas a las que nos comprometemos, porque tal vez algún día tendremos que renunciar a ellas. “Se acabó” plantea la duda que todos tenemos: “¿Estoy aún a tiempo de…?” Les dejo sean ustedes quienes completen la pregunta y piensen la respuesta.
Sean sinceros. No vale engañarse a sí mismos.

Rafael Caunedo

 
 Texto: Estefanía de Blas
Imagen de autor: María Castro

lunes, 30 de junio de 2014

UN SIMPLE MAIL



De:tuatua.francia@tuatua.fr 
Para: direccion.esm@esm.es

Asunto: Un favor importante.

Estimada Mercedes, parece que fue ayer, pero ya han pasado dos años desde que coincidimos en el festival de Lucerna. No deberíamos abandonarnos tanto. Te cuento. He recibido esta mañana una llamada de un amigo, agente de un compositor, uno de los grandes. Su representado ha sufrido un percance y necesita un asistente temporal. Pensarás ¿por qué me lo pide a mí? Claro, te explico. Este hombre va a pasar tres meses en España, los tres de verano, trabajando con solecillo, ya sabes, y me han pedido que busque candidatos para que le ayuden. Se me ocurrió que en tu centro podrías encontrar alguien que cuadrara con lo que piden. Están buscando alguien discreto y con amplios conocimientos musicales, dispuesto a pasar tres meses fuera de su casa y con dedicación exclusiva. De verdad, Mercedes, es uno de los top, y no le vale cualquiera. También es importante que hable perfectamente el francés. En caso de que ya tengas alguien en mente, te ruego me llames para darte todos los detalles. Espero nos veamos pronto. Besos.

SE ACABÓ, Editorial Última línea
A veces, un simple mail lo cambia todo.

jueves, 19 de junio de 2014

EL OTRO FINAL DE... UN LUGAR DONDE QUEDARSE


¿Te imaginas a Robert Smith, el de los Cure, haciendo la compra en el Alcampo de La Vaguada? Yo sí.Si vas a Dublín puede que algún sábado coincidas con Cheyenne mientras eliges las pizzas congeladas. Sigue aquí...

martes, 10 de junio de 2014

PETRA





Siempre la vi de rodillas, sumisa, desvalida, con un trapo gris en la mano empapado en lejía capaz de eliminar el brillo de los mármoles, dejando en un triste mate el lustre del pulidor. Jamás soportó la mirada directa, por lo que solía responder al saludo inclinando la cabeza y apartándose a un lado del escalón para dejarme pasar. Mi maletín de piel marroquí pasaba a su lado sin tocarla, manteniendo las distancias, receloso de que la lejía pudiera decolorarlo. A veces, muy pocas veces, me contestaba con un susurro. Tenía la voz gastada, áspera, como de cantante negra; o de blanca enferma.
Nunca hablé con ella. No sabría qué haberla dicho; tal vez tuviera cierta prevención ante lo que ella pudiera decirme. La suponía triste, al borde de la desesperación, incapaz de transmitir júbilo ni satisfacción alguna, por lo que mi egoísmo me impedía el trato. Yo, en mi altivez, evitaba relacionarme con personas incapaces de sonreír, aunque fueran sonrisas tan falsas como las de mis vecinos, con quienes sí me paraba a conversar sobre banalidades.
Hasta que llegó el juez para autorizar el levantamiento del cadáver, Petra estuvo entre el segundo y el tercero, recostada en la escalera. Dicen que no parecía muerta, tan sólo dormida. Tal vez el agotamiento era tal que, de puro cansancio, se murió soñando. En la mano apretaba su trapo, como si quisiera mantenerlo con ella allá donde fuera, segura de que habría mármoles que limpiar.
Cuando me avisaron de lo ocurrido, no quise bajar a verla. Me quedé en casa, sin ganas de salir, encerrado en aquel domingo donde sólo los desgraciados tenían que trabajar. Me pasé el día oyendo noticias en la radio, intentando no pensar en ésa vida desperdiciada. La muerte de Petra, tan joven y tan vieja a la vez, me conmocionó.
Me dijeron que en el delantal llevaba el recorte de prensa que le hizo famosa en su barrio durante un día. Bajo el titular “Tragedia en Cuatro Caminos”, estaba su foto junto a sus hijos, ambos huyendo de la llamada del periodista para que posaran, atemorizados al ser testigos de cómo su casa se deshacía envuelta en llamas, con su padre dentro.
* * *

Han pasado cuarenta años de aquello. Rafael y Francisco han venido hoy a verme a la residencia. Es mi cumpleaños. Sus hijos, que me llaman abuelo, me han comprado un sombrero de fieltro verde. Mientras los niños juegan por el jardín, los mayores hemos rezado en el solarium, como siempre hacemos, cogidos de las manos, acordándonos de su madre.

sábado, 31 de mayo de 2014

MIS ZAPATILLAS

Me di cuenta que las quería el día en que perdí una de ellas. Salía de El Sol, eran las cinco. En el mogollón de la escalera, alguien me pisó por detrás y la perdí. La masa me empujaba hacia arriba mientras mi pobre zapatilla se quedaba dentro. Esperé a que saliera hasta el último borracho para ir a recogerla. Allí estaba, junto a un librillo de papelillos tan perdido como ella, dispuesta a una última copa en El Penta.
Durante muchos años han estado conmigo. Mis hijas me preguntan por qué las tengo expuestas en la librería del salón. No lo entienden porque no puedo sincerarme con ellas y contarles todo lo que estas zapatillas han vivido conmigo. Si supieran la verdad, perdería credibilidad como padre.

jueves, 22 de mayo de 2014

UNA VIDA EXTRA

A veces pienso que deberíamos tener una segunda oportunidad y volver a nacer. Tener una vida extra, una en la que poner en práctica todo lo que hemos aprendido en la primera.
Y no cagarla.
Mucha gente dice que si volviera a nacer, haría lo mismo que ha hecho en su vida. Yo no.
Y ellos tampoco. Seguro.

lunes, 19 de mayo de 2014

LA RUBIA DE BOTE


Lo normal de alguien que está bebido es que se le suelte la lengua. A Marie, no. Lo suyo no fue propiamente una conversación, más bien se trató de un monólogo interior, igual que si su conciencia estuviera pronunciándose en voz alta. No buscaba el intercambio en el diálogo, ni tampoco sus movimientos mostraban disposición a ceder la palabra. Ella hablaba sin parar.
De su marido. Ex marido.
Y de la otra. La rubia de bote.