Anteayer, Pedro vio en un telediario la información referente a una "quedada" a través de las redes sociales para hacer una guerra de almohadas. La contienda tuvo lugar en Berlín, y en las imágenes se podían ver a miles de jóvenes sacudiéndose con cojines de plumas frente a la puerta de Brandemburgo. Todo el mundo estaba disfrutando de una jornada de ilusión, desenfreno y felicidad sin cortapisas. La noticia venía a continuación de sendos reportajes sobre el terremoto de Japón y los bombardeos sobre Libia.
A pedro, aquello le pareció absurdo, ridículo, una frivolidad por parte del director del informativo. Mosqueado, se pasó a La2, para ver esos excepcionales documentales sobre la II Guerra Mundial que estos días se están emitiendo en torno a las nueve de la noche. Historias truculentas de los nazis más sanguinarios y su persecución y encarcelamiento y/o ejecución. Apareció entonces en la pantalla la misma puerta de Brandemburgo de antes, pero en blanco y negro, con columnas de humo en sus aledaños, carros de combate pasando por debajo, gente corriendo despavorida y cadáveres amontonados junto al socavón de un obús.
Reconoció su error, rectificó en su crítica y alabó el buen gusto del informador. Una misma ciudad, Berlín, un mismo lugar mítico, la maravillosa puerta de Brandemburgo como testigo de la utópica evolución ideal del ser humano: de las bombas a las plumas en setenta años.
Animado, Pedro abrió el portátil y lanzó su propuesta.
Pues me parece genial. Rectificar es de sabios.
ResponderEliminarUtöpica , si... pero no menos ideal .
ResponderEliminar...luego os contesto, que me voy a buscar cojines...
ResponderEliminarBendita guerra de almohadas!
ResponderEliminar...la III Guerra Mundial...
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