miércoles, 30 de octubre de 2013

PROYECTO VERA


Cómo odio esta casa, este adosado. Te pasas el día subiendo y bajando escaleras… y todo para tener su dichosa moto en el garaje, a su lado. La moto, su verdadero amor; la cuidaba más a ella que a mí. El idiota la llamaba su ‘morena’. Imbécil.
Nunca me gustó ir en moto. Llegas a los sitios aterida de frío y con el pelo aplastado. Además vas con el culo en pompa y no puedes ponerte minifalda. Claro que eso a él no le importaba. No le gustaban las minifaldas… Bueno, le gustaban todas menos las mías. (Proyecto VERA)

lunes, 28 de octubre de 2013

PROYECTO WILFRED


Era una granja venida a menos a unos cuarenta kilómetros de París, cerca de una comuna de hippies donde Flavio tenía varios amigos. De las tres que vimos, esta era la que menos posibilidades tenía de caerse en cuanto diéramos un portazo. Era de recios muros de piedra, lo que me garantizaba que una corriente aire no acabara desplomando los techos. El tejado, completo en su mayor parte, sólo necesitaba retejarse en la zona de cuadras, defecto que el propietario se avino en reparar para que pudiéramos montar ahí nuestro taller. Su precio era razonable, así que nos instalamos en cuanto la limpiaron y la vaciaron de trastos ya que en los últimos años había servido como almacén de cosas absurdas, algunas de las cuales me gustaron tanto que me permitieron quedarme con ellas.
Lo absurdo siempre ha tenido mucha trascendencia en mi vida, por eso no puse objeciones a que Flavio compartiera granja conmigo sin pagar un franco.
— Yo te garantizo a cambio las mejores lechugas del país —me dijo tendiéndome la mano.
Y yo, claro, acepté.

La granja tenía un pequeño terreno, muy pequeño, pero suficiente para un huerto y dos hamacas: el culmen de la filosofía hippie.
Si tengo que ser sincero, me gustó la idea de vivir en una casa en el campo porque así tendríamos espacio para que Nicole pudiera pasar el verano con nosotros.
Nunca me había encontrado en la tesitura de decorar una habitación infantil. La cría tendría por entonces ocho años. Lo digo sin la menor certeza porque siempre he sido muy malo para eso de las fechas. Supongo que el primer verano en la granja fue el de 1972, pero no pondría la mano en el fuego.
(Proyecto: vida de Wilfred, libro en proceso)

martes, 22 de octubre de 2013

CAPÍTULO EN BLANCO


Ayer me robaron cinco años de mi vida. Más de seis mil fotografías almacenadas en mi ordenador tienen ahora otro dueño al que imagino riéndose frente a la pantalla. Un lustro que quedará sin imágenes. Si alguien lee mis memorias, espero que no le moleste que haya un capítulo en blanco.

sábado, 19 de octubre de 2013

BRAINDEAD..., tu madre se ha comido a mi perro


Rafael Caunedo revisa el clásico de terror de los noventa rebajando su carga de hemoglobina y subiendo su romanticismo unos cuantos enteros. Porque los zombies también lloran...

jueves, 17 de octubre de 2013

UN POCO DE MI

La familia vivía en Londres, en el barrio de Mayfair, en una casa costeada por mi abuelo paterno. En ella, Mary Ann nació a principios de 1934; Elisabeth a mediados de 1935; Rachel a finales de 1936; y ya cuando todo parecía que iba a ser perfecto, llegué yo. Año del Señor de 1940.  Fui el único que no nació en Londres, ya que por aquel entonces a la Luftwaffe le dio por bombardear la ciudad.Yo nací en Riverphorn. Lo hice sin avisar, de manera sorpresiva, cuando ya mis padres se habían conformado con su trío de damiselas. No es que no me quisieran, simplemente no me esperaban; y cuando a uno no le esperan, la llegada siempre provoca reacciones extrañas. La primera de ellas fue que a mi madre se le ocurrió llamarme Wilfred. Mi padre había muerto unos meses antes, de suerte que no tenía a nadie con quien confrontar otras opciones. Definitivamente mi madre me inscribió en el registro como Wilfred Hurrinton Longstyle.Nunca me gustó mi nombre, Wilfred; suena a granjero, por mucho que le gustase a mi madre. Supongo que le recordaría a algún vecino de cuando era pequeña, algún tipo desdentado que bebía leche directamente de las ubres de las vacas. (La vida de Wilfred es el proyecto en que ando metido últimamente)

miércoles, 9 de octubre de 2013

MAL DÍA


El teléfono comenzó a sonar de madrugada. A esas horas sólo puede tratarse de noticias muy buenas o muy malas. La pantalla iluminaba el techo de la habitación mientras lo dejaba sonar. Sabía que era mi madre porque sólo ella sabe que estoy despierto a las tres de la mañana. No es ningún secreto que no duermo bien, pero ella piensa que es porque sigo soltero tres años después de divorciarme.
Aquella fue la última llamada antes de que tirara el móvil por la ventana. Escuché cómo se destrozaba sobre la acera y después volví a enrollar un billete para meterme otra raya. Odio la cocaína, pero la necesito para estar despejado en los juicios. A un juez se le supone despierto, muy despierto, y así es como me presento en los juzgados cada día, con mi toga y mis puñetas. Soy autoridad y como tal me siento más alto que el resto, vuelo por encima del mundo, como aquel día en que el barrio dormía y dudé si tirarme por la ventana detrás de mi móvil, arrepentido de no haber hecho caso a mi madre.