lunes, 25 de junio de 2012

UNO QUE SE VA

Como cada día, se sentó ante el ordenador para escribir un microrrelato en su blog. Esta vez contaba la historia de un escritor que, harto de todo, había decidido aislarse del mundo en su casa de campo y que un día de noviembre, cansado de vivir, se quitaba de en medio. Tuvo muchos comentarios y felicitaciones, pero él, por primera vez en años, no contestó a ninguna. Tan solo dejó una nota sobre la chimenea.

sábado, 23 de junio de 2012

MI BIRRETE

En el Saint Patrick es tradición lanzar los birretes al aire el día de la graduación, justo después de cantar el himno del colegio. En ciento setenta y seis años de historia, el mío fue el primer caso, y hasta ahora el último, de desaparición de birrete. Fue como si nunca cayera. Esa es la razón por la que no aparezco en las fotografías de la posterior celebración. Por miedo a la reacción de mi padre, me pasé toda la mañana buscando infructuosamente. Recuerdo que me quitó cuarenta libras de mi asignación en concepto de 'torpe'. 
Hoy, después de unos años, he recibido un paquete en mi despacho. Mi birrete, envuelto en papel cebolla color malva, ha venido acompañado de una nota: "¿Me perdonas? Pippa Middleton".

jueves, 21 de junio de 2012

EL TRAMPOLIN

Cuando le vi hacerlo a él pensé que yo también era capaz. Subí las escaleras con decisión, pero cuando llegué arriba las distancias parecían otra cosa. Desde abajo el trampolín era 'asequible' y sus riesgos asumibles, pero asomado desde la palanca el agua parecía estar demasiado lejos. Toda la fiesta me miraba. Él hizo una carpa con doble tirabuzón y cayó tan vertical como un clavo. Estaba claro que no había probado el alcohol. Yo, como siempre, sí. Cogí carrerilla y salté con los ojos cerrados. Fue un viaje tan largo que pensé que había caído en un agujero. Abrí los ojos para calcular el impacto justo en el momento en que mis pies tocaban el agua. Caí de pie. Lo llamaron salto de la rana y tuve la mala suerte de hacerlo con las piernas ligeramente abiertas. Me sacaron sin respiración. Mi principal preocupación cuando recobré el aire era comprobar si algo se había quedado flotando en la piscina.

miércoles, 20 de junio de 2012

EL PUTO PERRO

En nuestra primera cita me confesó que le encantaban los perros. Su sueño era vivir rodeada de ellos en el campo. Yo, que por fin había conseguido salir con ella después de muchos meses, no podía dejar pasar la oportunidad de mostrar mis habilidades, aunque careciera de ellas. Esperé a cruzarme con algún perrillo para jugar con él. Me tocó uno pequeño, uno con cara de lelo. Lo traía sujeto una señora que hablaba por el móvil. Cuando estuvo a mi altura me agaché para acariciarle y hacerme el enrollado. Noté que era nervioso porque me rehuyó. Ante mi insistencia, decidió engancharse a la pernera de mi pantalón con un gruñido enrabietado. Fue tal la patada que le metí que el perro se quedó semi inconsciente en medio de la acera tres metros más allá. 
Aquella fue la última vez que la vi. Creo que salió corriendo en sentido contrario a mis sueños.

lunes, 18 de junio de 2012

EL VUELO AA-78786

Mi miedo a volar viene de lejos. Ni el curso de Iberia para quitarlo ni las sesusas sesiones con un psicólogo experto en estas lides han logrado evitarlo. Sólo una cosa me funciona: el tranquimazín. Lo llaman sedante, pero para mí es la mejor de las drogas.
Volaba de Río a Los Ángeles. Ya estaba dentro del avión, sentado en mi sitio y con el cinturón de seguridad cortándome la respiración cuando el resto del pasaje ni siquiera se había acoplado. Las manos me sudaban como siempre hacen antes de despegar. Lo mejor.... un chute. Me lo tomé en el mismo momento en que por los altavoces del avión escuché: "Por leve problema técnico en el sistema eléctrico, les rogamos hagan el favor de abandonar la nave. La reparación esperamos sea lo más rápida posible. Les rogamos mantengan el resguardo de su tarjeta de embarque".
Desde la terminal mandé un SMS a mi mujer: "Vuelo retrasado". Ya las últimas letras las veía borrosas porque el tranquimazín empezaba a hacer de las suyas. A los dos minutos estaba con las gafas torcidas, la boca abierta y algo de babilla acumulándose en la comisura de los labios.
Me despertaron las sirenas de los bomberos y un tropel de policias corriendo por el aeropuerto. Habían pasado tres horas. La gente corría sin saber muy bien hacia dónde dirigirse. Una pantalla de televisión estaba dando la noticia del accidente. El vuelo AA-78786 con destino Los Ángeles había explotado en la maniobra de despegue en el aeropuerto de Rio de Janeiro. No había supervivientes.
Sentado allí mirando las llamas, aturdido por el sedante, me quedé mirando el resguardo de mi tarjeta de embarque. Entonces lo hice. Saqué mi móvil y le quité la tarjeta. Después lo dejé en el suelo y le clavé el tacón de mi zapato para dejar sus restos esparcidos por distintas papeleras.
Espero que mi mujer se acuerde de mi seguro de vida y me haga un buen funeral.

miércoles, 13 de junio de 2012

EL IMPLANTE

La conocí el día que perdí uno de mis implantes dentales. Estaba parado en un semáforo cuando, al mirar por el retrovisor, la vi mientras se marcaba la línea de los labios con un rojo intenso. El sol del atardecer le daba de lado haciendo que su pelo brillara como en un anuncio. Estaba ajena a mi mirada. Era preciosa. El semáforo se puso en verde y la vi cómo tocaba el claxon para que yo arrancara. Lo hice sin ganas, despacito, para poder seguir mirándola un rato más. Por temor a que ella cambiara de carril, aceleré un poco. Justo en el momento en que mi imaginación ya tenía vida propia, el coche de delante paró en seco. Oí ruido de chapa antes de sentir un puñetazo en la cara. Era mi airbag. Ella pasó a mi lado, mirándome como si fuera una atracción de feria. ¿Estás bien?, me dijo. Y yo, sin uno de los dientes delanteros, le dije que sí. Fue una conversación profunda y maravillosa que nunca olvidaré.

lunes, 11 de junio de 2012

PÉRDIDA DE PAPELES


...Polonia, ayer... llevado por la euforia por el empate ante Italia, este españolito perdió los papeles y tuvo unos momentos impresentables. Espero no se lo tengáis en cuenta y no os forméis una imagen equivocada de él...

viernes, 8 de junio de 2012

EL BALÓN DE REGLAMENTO

Estaba tranquilamente jugando con mi perro en el parque cuando un balón de reglamento vino rodando hasta llegar a mi lado. Unas voces de niños apoyados en la valla del colegio me pedían que se lo devolviera. Entonces, después de tirar mi cigarrillo, y queriendo emular al hermano torpe de Maradona, intenté hacer un par de malabarismos con el pie antes de dar la patada definitiva que pasara la pelota por encima de la valla. Para ello, puse todo mi empeño.
"Está claro que lo tuyo no es el fútbol", me dijo el traumatólogo mientras me vendaba el pie y me fijaba el dedo gordo con una pieza de metal, "y procura no hacerlo nunca más con sandalias".
Tengo que cancelar mi billete a Jamaica. ¿Alguien sabe si me devolverán el cien por cien del importe?

miércoles, 6 de junio de 2012

EL BUENO DE LUCAS

La gente piensa que los presentadores de informativos no nos ponemos enfermos. Nada más lejos de la realidad, pero no hay nada que no pueda arreglar una generosa mano de maquillaje y un buen chute de analgésicos. En tres años sólo he faltado al trabajo un día: ayer.
Tenía más prisa de la habitual. Desayunaba de pie viendo la información meteorológica en la CNN. El sol estaba garantizado en Washington. Al salir al jardín, mi perro tuvo un comportamiento extraño: con un exceso injustificado de alegría se me subió encima, dejando muestras de sus zarpas en mi camisa y en la solapa del traje. Mi reacción, tan atípica como la suya, fue la de sacudirle dos latigazos con la correa. Ninguno de los dos esperábamos tal comportamiento. Sus ojos, de pronto, se quedaron apagados antes de irse caminando despacio a su caseta. Sin tiempo, decidí no cambiarme.
Parado en el segundo semáforo de mi avenida, vi a mi vecino lanzar un frisbee a su perro. Compungido y arrepentido, llamé al director de informativos y me volví a casa.
Ni el maquillaje hubiera podido disimular mi desánimo. Lucas bien vale un poco de absentismo laboral.

martes, 5 de junio de 2012

MI SALA DE CINE

Todo el mundo tiene una sala de cine a su nombre en la que se está proyectando su vida en directo. Uno puede colarse en las salas de los demás para vivir vidas ajenas. Un día, por curiosidad, quise asomarme a la mía para ver qué tipo de gente me seguía. Al descubrir que estaba vacía decidí quemarla. Al no tener ya vida en directo, ahora sólo vivo en un flashback.

lunes, 4 de junio de 2012

EL ABREBOTELLAS


Me había fijado en ella desde que el anfitrión me la presentó. De puro nerviosismo al tenerla tan cerca, metí sin querer el dedo en el abrebotellas. No sé cómo lo hice, pero una vez pasada la segunda falange, noté que aquello se había encajado. Continuamos hablando mientras disimuladamente intentaba liberarme. Yo, que por fin había conseguido atraer su atención entre tanta gente de la fiesta, me encontraba a punto de estropearlo todo. No me quedó otro remedio que contarla lo que me estaba pasando cuando ya el dedo estaba cobrando un ligero color verdoso. La dije que me esperara, pero no lo hizo. Cuando volví de urgencias la fiesta se había terminado.
Un amigo común me ha pasado su teléfono. Sandra, soy yo, el del abrebotellas. Después de contener la risa me ha preguntado por mi dedo y hemos quedado a cenar.