miércoles, 21 de enero de 2015

LOS CONTACTOS

"Mi carrera artística no terminaba de despegar y mi vida personal tampoco. Seguía viviendo en un semisótano de París en un momento histórico en el que Francia atravesaba una época de prosperidad. Era el principio de los 60 y con veinte años yo debía comerme el mundo. El lema de mi abuelo siempre fue ‘tener fe en uno mismo y, si no la tienes, utiliza tus contactos’. Entonces pensé en ella y la llamé".
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domingo, 18 de enero de 2015

PINTANDO DESNUDOS


"Al llegar a mi estudio, me pidió descansar una hora antes de posar, a lo que accedí encantado mientras preparaba el material. Me gustaba verla dormir vestida para luego pintarla desnuda. Mi parte favorita de sus piernas era justo la que tapaba su falda. Para pintarla, siempre preferí imaginar lo escondido que disfrutar de lo evidente. Después de la sesión, ya era otra cosa".
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jueves, 8 de enero de 2015

AZAFATA

El botón de la azafata quedaba ahí arriba, tan sólo debía levantar la mano y apretarlo para que le sirviera una botellita de vino blanco. Tal vez si se bebiera un par de vasos seguidos conseguiría engañar al sueño y hacer que se quedara con ella. Prefería la embriaguez a la somnolencia provocada por el Lexatin, que actuaba sobre ella como una anestesia que no lograba dominar. A punto estuvo de apretar el botón pero no lo hizo al ver que una azafata venía por el pasillo, seguramente para atender la llamada de otro pasajero, otro posiblemente tan necesitado como ella. Se fijo en su caminar, en su falda de tubo ajustada, en su camisa blanca, en su pañuelo corporativo… en sus veinte años. Era casi una niña, sólo seis años más que su hija mayor. Caminaba segura por el pasillo dejando que el pasaje masculino reparara en el rojo de sus labios y dejando tras de sí una vaharada de perfume del duty-free. Martina la miraba con envidia. Veinte años, azafata, y toda la vida por delante. Cada vez más cerca de ella, quería detenerla y aconsejarla que no se casara con el primer tío que la llenara la cabeza de pájaros. Sal, corre, vuela, folla todo lo que puedas. Colocó el dedo sobre el botón sin oprimirlo justo cuando la azafata pasaba a su lado, superándola. 

miércoles, 7 de enero de 2015

EL OTRO FINAL DE... EL HOMBRE TRANQUILO

Yo de mayor quería ser Sean Thornton y volver a la casita de mis padres en Irlanda para ligarme al pibón del pueblo. Qué manera de besar la de este hombre: impetuoso, homérico, así no hay pelirroja que se resista.

Mary Kate Danaher, ese tipo de mujer que da una bofetada capaz de matar a una oveja para luego entregarse a un beso largo y jugoso capaz de resucitarla…Sigue aquí.