jueves, 24 de julio de 2014

¿Aún estoy a tiempo?


¿ESTOY AÚN A TIEMPO?
Por Estefanía de Blas.
Puede parecer que, estando en las fechas que estamos, “Se acabó” sea un libro de vacaciones, de esos que se leen antes de rompernos el espinazo en una larga siesta de tumbona playera, justo después de una comilona familiar. Pues no, no lo creo.
Portada de "Se acabó", editorial Última línea

Cuando terminé de leerla tuve la sensación de que había “vivido” una historia. Tal vez sea su poder de sugestión el que ha hecho que considere a Sofía Bassols una amiga a la que me gustaría volver a ver, coger mi móvil y buscar su nombre en la agenda. Puede que sea justo esa la virtud de Rafael Caunedo: acercar los personajes hasta sacarlos del papel.
“Se acabó” es de lectura fácil, no necesita malabarismos para abrirnos los ojos. La historia está ahí, en la pantalla de nuestros párpados, igual que una buena película de esas en las que parece que no pasa nada y sin embargo pasa de todo. Porque, la verdad, esta reseña bien podía estar en la sección de cine. Le recomiendo sacarse la entrada ya, antes de que la locura de las novedades la relegue a un injusto segundo plano.
Abra las primeras páginas y lea con calma, sabiendo que, con la serenidad de un mago, Caunedo les irá conduciendo por el lado más íntimo de los personajes, utilizando para ello una capacidad empática que trasciende a la propia historia.
Confieso mi debilidad por Jean Asperge, el músico que lo tiene todo salvo la capacidad de hacerse querer. “¿Esto es el éxito?”, se plantea. Alguien dijo que en los libros de Caunedo nadie es feliz a pesar de tenerlo todo. Supongo que el dinero, la fama y el reconocimiento no bastan. ¿De verdad son esas nuestras aspiraciones? Pues que sepan que, según el autor, estaríamos incompletos, tanto como lo están sus personajes, cuya evolución a lo largo del libro va dirigida a completarse. ¿Cómo? Buscando las piezas de su puzzle.
Cuidado con las cosas a las que nos comprometemos, porque tal vez algún día tendremos que renunciar a ellas. “Se acabó” plantea la duda que todos tenemos: “¿Estoy aún a tiempo de…?” Les dejo sean ustedes quienes completen la pregunta y piensen la respuesta.
Sean sinceros. No vale engañarse a sí mismos.

Rafael Caunedo

 
 Texto: Estefanía de Blas
Imagen de autor: María Castro