viernes, 26 de abril de 2013

HARRY EL SUCIO

Hoy he llamado a un amigo policía para pedirle su pistola. Me ha tenido que explicar cómo se maneja porque nunca había tenido una en las manos. Es alucinante lo que pesa. También le he pedido su cartuchera. En realidad no sé si se llama así, pero me refiero a eso que se lleva en el sobaco y que sirve para llevar escondida el arma bajo la chaqueta. Como sólo las he visto en el cine, me he puesto frente al espejo para ser Harry el Sucio por un ratito. Mi amigo me ha dicho que sólo me la deja por una noche. Él también tiene una hija adolescente y me comprende.
Dentro de un rato viene a cenar uno que dice ser el novio de mi hija. Hoy es la presentación oficial y para causar 'buena impresión' he decidido cenar en mangas de camisa y con la pistola bajo el brazo. Estará descargada, claro, pero él no lo sabe. Tan sólo quiero que se dé cuenta de lo que le puede pasar si algún día mi niña viene llorando a casa.

lunes, 22 de abril de 2013

EL JARDÍN DE MI AMIGO

Tengo un amigo músico; es un virtuoso del piano, pero un negado en todo lo demás. Ayer me llamó para que le montara dos tumbonas de madera en el jardín, cosa que me extrañó dado que vive solo y no le interesa la compañía. Estando en plena labor salió de la casa una joven en bikini con un zumo de naranja en la mano. Me dijo su nombre, pero soy incapaz de reproducirlo por escrito. Es finlandesa; la primera finlandesa con la que he hablado en mi vida. Mientras mi amigo ensayaba dentro, nosotros probamos las tumbonas una vez montadas. Así, comprobé humillado que las piernas de la finlandesa son bastante más largas que las mías y, además, francamente, mucho más estéticas. Será la raza. En general, toda ella es mucho más estética que yo, así que me he ofrecido a mi amigo para cuidarle el jardín siempre que salga de gira.

viernes, 19 de abril de 2013

MIERDA DE SUERTE

El día antes de mi boda pensé que era buena idea estrenar los zapatos y desgastar las suelas para así evitar posibles resbalones en mi entrada en el ayuntamiento. Nos casamos en Berlín porque mi mujer es alemana. Los alemanes son gente civilizada, correcta y educada, así que aquella mierda debía ser de un perro foráneo. La pisé justo en el hueco que deja el tacón y era tal su tamaño que subió por los laterales del zapato y se metió en las costuras. Estuve cerca de una hora sentado en un banco del Tiergarten quitando la mierda con un palito, entre náuseas y arcadas. Era mi zapato izquierdo. Dice la leyenda que da mala suerte, pero en mi caso no ha sido así y llevo quince años de felicidad conyugal. Ahora vivo en España. Aquí es más fácil encontrar ese tipo de cosas y cuando necesito un golpe de fortuna me siento tentado de pisar alguna.

miércoles, 17 de abril de 2013

MI ABUELA

Mi abuela no se lo podía creer. Su nieto pequeño, o sea, yo, había decidido sentar la cabeza. Ella, que siempre me tomó por un caso perdido, abrió una botella de champán cuando la dije que me había enamorado, y que esta vez era la definitiva. A los cinco minutos de sacar la bici del garaje se le salió la cadera. Mi novia, hoy mi mujer, la conoció en el hospital y desde entonces son íntimas: a las dos les encanta el champán.

domingo, 14 de abril de 2013

MI NOVIA COUNTRY

Una vez me enamoré de quien no debía. Se llamaba Betty y era cantante country. Vestía igual fuera que sobre el escenario y recorría el sur de Estados Unidos con su guitarra de garito en garito. Coincidí con ella en un motel de Texas y quedé tan impresionado que decidí seguirla allá donde fuera mientras duraban mis vacaciones. Fueron tres semanas dedicadas a ella vertical y horizontalmente. Disfruté como nunca.
Aunque estaba completamente enamorado, y enajenado, en el avión de vuelta a Madrid pensé que, en el fondo, era mejor olvidarla. No estaba seguro de que sus eructos después de cada trago ni su manera de abrir las cervezas con los dientes fueran la mejor forma de ganarse el cariño de mis padres.

miércoles, 10 de abril de 2013

YO Y EL BOXEO

Cuando yo era pequeño, mi abuelo me regaló unos guantes de boxeo. Para estrenarlos, se arrodilló frente a mí para simular un combate. Nada más empezar, calculé mal las distancias y con el primer gancho de izquierdas le rompí la dentadura postiza. Yo, que hasta entonces desconocía la existencia de ése tipo de prótesis, salí corriendo despavorido por el pasillo cuando vi los dientes en el suelo. Jamás he vuelto a ponerme aquellos guantes. Ahora, cuando los miró me acuerdo de mi abuelo. Nunca me guardó rencor, pero cada vez que me acercaba a él se ponía en guardia.

martes, 9 de abril de 2013

SORIASIS

Hace muchos años me enrollé durante unos días con la novia de mi mejor amigo. Ya sé que eso no se hace, pero nos dio por ahí. Para descargar su conciencia mientras hacíamos el amor, ella solía enumerar las tareas pendientes del día siguiente. Así lograba no pensar en mi amigo aunque a mí me cortara el rollo. Cuanto más excitada estaba, más gritaba. Un día especialmente esperpéntico no paró de recordarme con gritos grotescos que tenía que ir al dermatólogo. A la mañana siguiente, en el ascensor, mi vecino de arriba me preguntó, guiñándome un ojo, cómo iba la soriasis de mi novia.

lunes, 8 de abril de 2013

LAS MUJERES Y LOS BESOS

No tengo muy buen recuerdo del primer beso serio que di a una chica. A los nervios del momento había que sumar que a mí en realidad me gustaba su amiga. El caso es que una tarde nos besamos. Fue un beso tan largo que tuve que abrir los ojos un segundo para comprobar si todo seguía en orden o si  se había muerto ahogada. Al hacerlo, comprobé con horror que ella me miraba fijamente. Desde entonces he tenido manía a las mujeres que besan con los ojos abiertos. No sé, no me fío de ellas. A mí, honestamente, sólo me gustan las que cierran los ojos y dejan la boca ligeramente abierta; tampoco mucho, sólo un poco, lo justo para entrar y jugar.

domingo, 7 de abril de 2013

CONFESIÓN

Era mi última regata en Eton antes de ir a la universidad. Quise dejar constancia de ello grabando mis iniciales en el remo: W. H. P. 1957. Lo hice justo debajo de un tal Richard John Bingham, 1950. Diecisiete años después de mi paso por allí, aquel nombre volvió a mí en forma de titular en la primera página del Times: "Richard John Bingham, Lord Lucan, desaparecido tras matar a la niñera de sus hijos". Han pasado muchos años y nunca se ha sabido nada de él. La historia ha querido que mis iniciales reposen junto al nombre de un fantasma en un remo de Eton College. Cosas que pasan. Esa fue mi manera de dejar constancia de mi paso por allí: figurar junto a un asesino sin saberlo. Pasados los años puedo confesar que esa no sería la única vez que me iba a pasar en la vida. Ya te contaré.

miércoles, 3 de abril de 2013

OLORES


Desde pequeño me ha sangrado la nariz con los 'golpes de calor'. Esta tarde, al entrar en la pescadería, he notado que me volvía a pasar al ponerme debajo del split del aire caliente. El pescadero, al que he pillado en plena labor, ha sido muy amable y ha cortado un trozo de papel del que utiliza para limpiar el mostrador. Lo ha hecho con prisa alarmado por mi aspecto. El papel ha llegado mojado, con  escamas y con un olor repugnante. Dada la urgencia, he tenido que llevármelo a la cara sin pensarlo. Hasta llegar a casa no he podido quitarme el olor a pescado de la barba. Se lo he contado a mi mujer y, muerta de risa, ha soltado una ordinariez que he tardado un rato en entender.

martes, 2 de abril de 2013

EL CORO DE ETON

En Eton College era obligatorio cantar en el coro. Mi voz, extremadamente aflautada, era muy valorada por los profesores, pero no por los alumnos, que siempre me asociaban a los castrati. En más de una ocasión tuve que justificar que mi tono agudo se debía al aire puro de Gloucestershire y que para nada se debía a razones quirúrgicas. Nada ayudó que tan sólo dos chicos en todo el colegio tuviéramos ese tono tan alto: uno era yo y otro Michelin O'Branigan, un espécimen pecoso cuyos dientes desmesuradamente grandes destacaban desde lo alto de la capilla en cuanto abría la boca, con lo que mi presencia allí resultaba anecdótica al captar él toda la atención. Durante unas vacaciones en España conocí el calimocho y mi carrera de contratenor se quedó en una playa cerca de Cádiz.