¿ESTOY AÚN A TIEMPO?
Por Estefanía de Blas.
Puede
parecer que, estando en las fechas que estamos, “Se acabó” sea un libro de
vacaciones, de esos que se leen antes de rompernos el espinazo en una larga
siesta de tumbona playera, justo después de una comilona familiar. Pues no, no lo
creo.
Portada de "Se acabó", editorial Última línea |
Cuando
terminé de leerla tuve la sensación de que había “vivido” una historia. Tal vez
sea su poder de sugestión el que ha hecho que considere a Sofía Bassols una
amiga a la que me gustaría volver a ver, coger mi móvil y buscar su nombre en
la agenda. Puede que sea justo esa la virtud de Rafael Caunedo: acercar los
personajes hasta sacarlos del papel.
“Se
acabó” es de lectura fácil, no necesita malabarismos para abrirnos los ojos. La
historia está ahí, en la pantalla de nuestros párpados, igual que una buena
película de esas en las que parece que no pasa nada y sin embargo pasa de todo.
Porque, la verdad, esta reseña bien podía estar en la sección de cine. Le
recomiendo sacarse la entrada ya, antes de que la locura de las novedades la
relegue a un injusto segundo plano.
Abra
las primeras páginas y lea con calma, sabiendo que, con la serenidad de un
mago, Caunedo les irá conduciendo por el lado más íntimo de los personajes,
utilizando para ello una capacidad empática que trasciende a la propia
historia.
Confieso
mi debilidad por Jean Asperge, el músico que lo tiene todo salvo la capacidad
de hacerse querer. “¿Esto es el éxito?”, se plantea. Alguien dijo que en los
libros de Caunedo nadie es feliz a pesar de tenerlo todo. Supongo que el
dinero, la fama y el reconocimiento no bastan. ¿De verdad son esas nuestras
aspiraciones? Pues que sepan que, según el autor, estaríamos incompletos, tanto
como lo están sus personajes, cuya evolución a lo largo del libro va dirigida a
completarse. ¿Cómo? Buscando las piezas de su puzzle.
Cuidado
con las cosas a las que nos comprometemos, porque tal vez algún día tendremos
que renunciar a ellas. “Se acabó” plantea la duda que todos tenemos: “¿Estoy
aún a tiempo de…?” Les dejo sean ustedes quienes completen la pregunta y
piensen la respuesta.
Sean
sinceros. No vale engañarse a sí mismos.
Rafael Caunedo |
Imagen
de autor: María Castro
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