La vi por primera vez mientras sesteaba en una tumbona. Entró despistada en el jardín y, al verme, se dirigió a mí. Se presentó como la profesora de química de mi hijo. Tenía veintipocos años, ojos azules y coleta rubia; muy aria, lo sé, pero qué le vamos a hacer. La vi luego meterse en casa y desaparecer. Soñé con ella cada siesta. Acabó el verano y mi hijo volvió a suspender en septiembre. A pesar de que yo insistí para que siguieran las clases durante el curso, mi mujer dijo que no. Creo que no hubo química entre ellas.
por Rafael Caunedo © todos los derechos reservados. http://rafacaunedo.wixsite.com/escritor
martes, 3 de enero de 2012
LA PROFESORA DE QUÍMICA
La vi por primera vez mientras sesteaba en una tumbona. Entró despistada en el jardín y, al verme, se dirigió a mí. Se presentó como la profesora de química de mi hijo. Tenía veintipocos años, ojos azules y coleta rubia; muy aria, lo sé, pero qué le vamos a hacer. La vi luego meterse en casa y desaparecer. Soñé con ella cada siesta. Acabó el verano y mi hijo volvió a suspender en septiembre. A pesar de que yo insistí para que siguieran las clases durante el curso, mi mujer dijo que no. Creo que no hubo química entre ellas.
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Toda una historia, repetida seguro en mil casas, no por ello peor. En apenas unas líneas has hecho una composición de situación completísima.
ResponderEliminarBesos
No me estraña nada que tu hijo suspendiera, por como la describes me extraña que fuera proferopra de nada. un saludo
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