Un aria de Puccini se oía desde el salón, mientras el repentino fogonazo me dejó ver la bala que venía hacia mí para matarme. Un fugaz repaso de mi vida pasó por mi cabeza justo antes de que la bala llegara: mis hijos, mis padres, mis amigos..., todos menos mi mujer, cuyo rostro apareció con el segundo fogonazo mientras apretaba el gatillo con rabia apuntando al otro lado de la cama.
Sí. Muchos dicen que no da tiempo. Pero se afirma, que ese intervalo de tiempo es cuántico, estirado, extrañamente alargado, da tiempo a pensar en todo, antes de que ocurra, la muerte absoluta.
ResponderEliminar...esperemos tardar mucho en comprobarlo... Un abrazo, Kenit. Feliz año y todo eso...
ResponderEliminarQue matrimonio más explosivo. Espero que esa bala fuera mas bien simbólica. un saludo asustado
ResponderEliminarDicen que no hay 2 sin 3...
ResponderEliminar...me ha encantado como todos los demás...
(Me encantaría saber qué aria de Puccini estaba escuchando el opositor a muerto)...
Besitosss...