Cuando lo vieron ya era tarde. Los frenos habían bloqueado la dirección. Llevaban meses intentando esquivarlo pero cada día se lo encontraban. Siempre igual. Ana se tapó la cara para no verlo mientras un grito ahogado salía de su boca. Rafa, aferrado al volante con fuerza, no daba crédito. No podía ser.
Pero era cierto, allí estaba, no había manera de darle esquinazo. Por más que le insistían, siempre tenían que darle algunas monedas a aquel hombre desdentado que les miraba con cara de pocos amigos mientras les limpiaba el cristal aprovechando el semáforo en rojo.
Eres un crack total. Ya no me cabe ningunda duda.
ResponderEliminarSi , si suscribo el comentario de Anita . Y Feliz 2012¡¡
ResponderEliminar...gracias a las dos... espero que los mayas nos permitan seguir leyéndonos mutuamente en 2012... besos grandes...
ResponderEliminar¿Cómo se puede decir tanto en tan poco espacio? Genial. Feliz año.
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ResponderEliminar...igual para ti, Mercedes.... poco espacio porque tengo poco cerebro...
ResponderEliminarEl suspense no va ligado al horror, di que sí. Un saludo, figurón.
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