Reconozco no estar acostumbrado a conducir entre tranvías, así que al segundo día de estar en Lisboa me choqué con uno. Nada aparatoso, sólo chapa, pero el conductor se bajó con la yugular hinchada. Mi portugués es muy limitado, por no decir inexistente, de modo que no entendí nada. Del tranvía bajó entonces una señora bastante gruesa que hablaba los dos idiomas. Con su colaboración hicimos todo el papeleo. La invité pues a un café en agradecimiento a su ayuda. Me contó que era cetrera y que trabajaba en el aeropuerto de Lisboa. Se notaba que tenía carácter por la manera en que mojaba el croissant en el café. Le debí caer bien porque terminamos en su casa. Cualquiera le llevaba la contraria. Estuvo toda la tarde hablando de halcones, señuelos y capuchones. Ya de madrugada, crecida por mi complacencia, sacó un capuchón como los de cetrería pero para humanos, parecido a los de la lucha libre mejicana pero en rústico, y me pidió que me lo pusiera. Accedí porque soy así de idiota. Me dejó desnudo en menos de un minuto y me tiró al suelo con una llave de judo de cuarto dan. Y allí estaba yo, ciego, con el capuchón en la cabeza, dejándome hacer. No me gusto la experiencia, la verdad. Al terminar, le conté una de mis perversiones, para compensar, y quedamos en vernos mañana. Tengo veinticuatro horas para encontrar un disfraz de su talla. ¿Conocerán en Portugal a la abeja Maya?
Jajajajajajajajajaja... seguro que sí. Y si no, pues mejor.
ResponderEliminarGenial.
ResponderEliminarA las portuguesas dicen que les gusta mucho las "anteojeras". Para lo cual debes ponerla mirando para Extremadura. Les encanta no saber lo que les espera. Son amantes de la improvisación, y muy dadas al berrinche si no reciben lo suyo. Si vuelves, llévate eso, unas anteojeras, y dale sin piedad, por lo que me dices está para recibir de Ella mirando al este.
Me he divertido leyendo.
Un saludo.
...qué complicados somos los humanos...
ResponderEliminarQue divertido Rafael. Yo paseo a menudo por Lisboa y nunca encontre a esa mujer cetrera. Que alivio. Un saludo
ResponderEliminar...no me extraña, Concha, ha dejado la cetrería... ahora se hace fotos con los turistas disfrazada de Maya...
ResponderEliminarAy!! que bueno, de verdad. Gracias.
ResponderEliminarPerfecto D. Rafael, ni Umbral lo habría hecho mejor...Que digo, lo hacía peor, el repetía párrafos, incluso artículos completos, a Vd, de momento le vale con repetir el tema...En julio ya nos habló de las mismas perversiones...Picarón
ResponderEliminar...tienes razón Pepe, pero me parece tan 'visual' lo del capuchón que le he dado una vuelta de tuerca más... ahora con abeja incluida... prometo que la siguiente perversión será diferente...
ResponderEliminar...Anita, las gracias se las paso a éste pobre hombre... creo que sigue por Lisboa... besos y eso...
ResponderEliminarJuajuajua...
ResponderEliminar...con lo de la cetrería,
ya me he puesto al día...
...lo de la abeja tiene su punto,
ya que están en peligro de extinción...
...lo de Picarón de PepeNacho molaaa...
P.D.: Bueno, me voy a mi ruedooo...porque creas adicción...