domingo, 4 de agosto de 2013

SEXO Y PECES


Durante un par de años viví con una mujer a la que le gustaban mucho los peces. Eso, unido a que le quedaba un telediario para ingresar en un manicomio, hizo que instalara un acuario enorme como cabecero de nuestra cama. Y yo, que por entonces estaba muy enamorado, transigí sin darme cuenta que aquello iba a suponer un desastre en mi vida sexual.
Se llamaba Steff, era alemana, y cada vez que hacía el amor con ella, sentía la mirada de todos aquellos peces clavarse en mi cara. Era como estar haciéndolo frente a un jurado. Una noche, incapaz de concentrarme, amenacé a Steff: “Los peces o yo”.
Y aquí estoy, leyendo tranquilo en mi cama sin tener burbujitas resonando detrás de mi cabeza.

1 comentario:

  1. Estoy deseando saber el veredicto del jurado. Abrazos y enhorabuena, he visto que vas a editar la tercera...

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