sábado, 17 de agosto de 2013

LE QUIERO

He pasado un par de semanas vendiendo artesanía de cuero en el puesto de un amigo, en una cala de Mallorca. Mi amigo es hijo de hippies; yo no. Lleva rastas y sandalias rotas; yo no. Fuma cigarrillos de liar; yo no. No tenemos nada que ver, sin embargo somos amigos desde niños.
Él se ríe de mis corbatas y yo de las uñas de sus pies. Me toca las mejillas maravillado con mi afeitado y yo le tiro del piercing de la ceja poniendo cara de grima.
He querido pasar unos días con él porque no he tenido un buen año en el despacho. A él tampoco es que le haya ido de cine porque su chica le ha dejado y se ha vuelto a Argentina. He dormido en su furgoneta cada noche y sentados en unas sillas de camping cochambrosas hemos vistos las puestas de sol acompañados de cervezas frías. Hemos hablado mucho, compartiendo problemas y soluciones. Cuando habla, él mira hacia arriba y yo hacia abajo. El sabor de la marihuana me ha llevado a otros tiempos mientras Diana Krall y Neil Diamond no se han separado de nosotros ni un momento.
Yo quiero a este tipo, sí, le quiero... es mi amigo y le quiero.

3 comentarios:

  1. Emotiva y perfecta narración, estimado Rafael.

    Un abrazo cordial

    ResponderEliminar
  2. Precioso sin duda, amar a alguien que no se parece a nosotros pero nos complementa es una de las cosas más hermosas de la vida
    Un saludo
    Noelia

    ResponderEliminar
  3. Sólo es efecto de la marihuana (o de un alcohol más vigoroso que las birras ésas) puede provocar tales efusiones de afectividad entre tíos, está demostrado. O emparentar a la Krall con ese vejete simpático que medio cantaba de todo...
    Anda, deja de fumar y vuelve al despacho, te estamos esperando con varios casos de corrupción....

    ResponderEliminar