miércoles, 6 de julio de 2011

EL SECRETO

He estado tres días escondido en un secreto. Es un secreto a dos horas y media de Madrid. ¿Dirección? ¿Norte? ¿Sur?..., qué mas da, el caso es que al llegar, a uno se le olvida que existe el mundo. En ese secreto, unos amigos tienen una casa, una casa en la que al entrar, hace frío, aunque nadie en aquel secreto tenga aire acondicionado. Es un secreto en el que la gente, al cruzarte en la calle, te da las buenas tardes. El primero que lo hizo, creí que me había confundido con otro, pero que va, resulta que en el secreto todo el mundo es educado. Ayer hacía calor, pero si caminabas bajo los pinos, la brisa te acompañaba como un suave ventilador personal para que caminar fuera un placer. Y es que el aire del secreto es puro, huele a resina, y las vacas, cuando te miran, parecen hablarte. Por la mañana me bañé en la piscina. Me tiré sin pensármelo y por poco me quedo flotando como un pez muerto. Hasta el socorrista se asustó. Mis amigos me comentaron que nadie en el secreto se tira de golpe a la piscina. Dicen que no hay agua más fría en toda la península. A la hora de la cena, el secreto entero huele a parrilla. Mis amigos nos llevaron a un restaurante en el que no hay que reservar con dos semanas de antelación. Uno llega y come. Y cómo come. En el secreto, el tomate sabe a tomate, la lechuga cruje en la boca y la cebolla no pica. Las ensaladas son las de toda la vida, sin pollo, ni bacon ni roquefort. Además, el camarero (que es dueño-camarero-cocinero-psicólogo), cuando te toma nota, te pone la mano en el hombro. Huele a humo, a parilla y a panceta. ¿Tiene panceta? Hombre, por Dios. Pan de aceite y frasca de vino. En el secreto no hay carta de vinos, no hace falta, con una frasca nos vale. O dos... o tres....., y cuando sales miras al cielo del secreto y ves estrellas. Sí, en el cielo hay estrellas, más de las que parece. Vamos a la plaza del secreto a rematar. ¿Y los niños?, ¿no es tarde? En el secreto no es tarde nunca. ¿Dónde están los niños? Fuera. En el secreto no se dice "los niños están en la calle", se dice "están fuera", como si no hubiera calles, simplemente se van y vuelven cuando tienen más hambre. Una cosa más, ayer dormí con manta porque en el secreto el verano no es verano sin manta. Me encantaría confesar el secreto pero he prometido no desvelarlo. Mis amigos me matarían.

3 comentarios:

  1. Oyesss!!! ya se que dejaría de ser un secreto pero podrías pasar las coordenadas, necesito un poco de fresco.

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  2. ... es que si se corre la voz... se acaba el fresco, la paz, el cielo, los pinos y la panceta... y no es plan...

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  3. Yo no sé si el concepto "secreto" existía cuando los hombres aún eran peces o algún iluminado lo ineventó, me imagino que sería el primero que descubrió que los frutos de la higuera se comen y están así de ricos y pensó "mejor al gordo no se lo cuento, que viene y se lo come todo" A esa persona habría que hacerle un monumento. Yo tampoco lo contaría, y en cualquier caso los secretos se cuentan al oído.

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