domingo, 20 de febrero de 2011

LA NORIA



La primera vez que fui a Viena, subí a la famosa noria del Prater. Nunca había subido a una noria, ni de feria ni de Millennium, pero por aquello de rendir cuentas a una de mis pasiones, lo hice, y por un momento me sentí Joseph Cotten en "El tercer hombre".
La experiencia fue emocionalmente positiva pero racionalmente simple. Así se lo dije a mi amigo austríaco al poner pie en tierra. Esto de las norias es una chorrada, ¿no te parece? Y él, en alemán lacónico, dejó caer con gravedad: el mundo es una puta noria.
Da igual que seas austriaco, australiano o argentino, el divorcio provoca las mismas reacciones en todo el mundo.
Mientras mi amigo se lamía las heridas en la penumbra de su casa, yo me fui a leer al Bräunerhof, el café del que Thomas Bernhard era asiduo. Me senté en la misma mesa de la fotografía. Incapaz de concentrarme con la emoción, saqué el bloc de dibujo. Lo primero que me salió fue una noria. Luego, no sé muy bien por qué, escribí debajo: la vida es una puta noria.
Y yo allí, sentado en su mismo sillón, sobre la misma mesa, tal vez sorbiendo la misma taza de café y servido por el mismo camarero de siempre, de pronto, me sentí Él. Y me dio por pensar en lo injusto de todo esto. La vida dando vueltas sin parar. Unas lentas, otras alocadas, las más desacompasadas y a trompicones, pero lo que identifica al común de todas es que ninguna puede separarse de su Eje. Todo girando siempre en torno a lo mismo. Puedes amenizarlo, decorarlo, mimetizarlo..., lo que sea, pero las vueltas siguen sin parar. El Eje es lo que nos imprime carácter y nos hace especiales porque cada uno damos importancia a cosas distintas. Unos al trabajo, otros a la familia, otros al dinero, algunos a sí mismos. El Eje de mi amigo era su mujer y ahora necesita engranaje nuevo y alguien que lo engrase.
¿Y yo?, ¿cual es mi eje? Ahora que me miro en la fotografía quiero descubrirlo. Pienso y escribo: "La esencia de la naturaleza es que todo da igual"
Thomas Bernhard.

2 comentarios:

  1. Siempre he pensado que la vida es como una montaña rusa. Posiblemente, sin apenas percibirlo te transformates en T. Bernhard. En ocasiones he llegado a creer, por algunos minutos, que me había transformado en Jane Auer. Es lo que tienen algunas personalidades

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  2. ...¿entiendes ahora cuándo hablo de "vivir en ficción"?...

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