No
tengo recuerdos precisos de hacia dónde derivó la conversación,
pero sí recuerdo la necesidad que ambos teníamos de no dejar que el
silencio nos violentara, por lo que no pasaba mucho tiempo hasta que
uno de los dos sacaba un nuevo tema. Generalmente lo hacíamos en
forma de pregunta. Como buen tímido, siempre he sido bastante rápido
encontrando preguntas y desalentadoramente lento e inseguro desarrollando las respuestas, por lo que tiendo a buscar lugares de belleza apabullante por los que pasear para que sean ellos los que rellenes mis lagunas...
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