Todo el mundo tiene una sala de cine a su nombre en la que se está proyectando su vida en directo. Uno puede colarse en las salas de los demás para vivir vidas ajenas. Un día, por curiosidad, quise asomarme a la mía para ver qué tipo de gente me seguía. Al descubrir que estaba vacía decidí quemarla. Al no tener ya vida en directo, ahora sólo vivo en un flashback.
¡Fantástico!...
ResponderEliminarNo debe ser recomendable ver nuestra propia película. Mejor cotilleamos la de los otros.
ResponderEliminarVaya
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