viernes, 2 de marzo de 2012

...Y AHÍ SIGUE...



Wollengasse, 13...
No era una calle, era una carretera, la carretera que unía dos pueblos a cada cual más desconocido, apartados de todo aquello que tuviera que ver con la civilización urbana y cuya referencia en los mapas se limitaba a un puntito negro, una cagadita de mosca. Una zona con aldeas diseminadas, como enfadadas, unidas por los viñedos y separadas por los bosques. Y allí, en medio de la nada, estaba la entrada a Tallherkampf, sin puertas, sin vallas, sin cerramientos, sólo un simple camino de grava diseñado por las rodadas de un Mercedes color hueso de más de treinta años que ostentaba en exclusiva la potestad de transitar por él. Casi.
El cielo amenazaba lluvia y en Austria esa amenaza no cabe duda de que siempre se ejecuta, a cada instante. Además, aunque no llueva, el suelo siempre está mojado, brillante, con el fulgor de una mopa recién pasada. En Austria todo moja; la hierba, los pastos, los guijarros del camino. Hay charcos que son legendarios y que han sido testigos del devenir de la historia de este país. Por un charco cerca de Tallherkampf pasó la comitiva de Hitler al poco de concluir la invasión. Y ahí sigue.

Párrafos de la novela HELMUT, editorial Atlantis. 2011.



7 comentarios:

  1. Si el charco es reconocible aún, y pasó la comitiva de Hitler, no dudes en dar un rodeo.
    Un saludo.

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  2. No sabía que fueras tan germanófilo... No dejas de darme sorpresas.

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  3. ...ni yo, David, lo juro, aunque, eso sí, Austria siempre ha tenido un 'no se qué' que me atrae...

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  4. Algunos párrafos de Helmut son muy envolventes.

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  5. Pura poesía en prosa...que nos traslada a la escena visto y no visto, bueno, mientras se lee, al igual que con todo el resto de Helmut...(ya sabéis mi opinión particular respecto a este maravilloso libro de Rafa)...muy recomendable, por ciertooo...

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  6. A veces, nos puede nuestra tendencia a meternos en todos los charcos, como el protagonista de Helmut. Hay que mojarse.

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