martes, 10 de diciembre de 2013

AQUELLA ÉPOCA

Tenía un conflicto moral por permitir que mi hija pasara muchas horas junto a personas que no paraban de fumar marihuana. Supongo que por aquel entonces era muy pequeña para saber qué era aquello que olía tan mal. No lo entendía, y no sabía distinguir un cigarrillo de tabaco de uno de maría, con lo que liberaba mi conciencia gracias a su ignorancia. Fumé algo en aquella época, pero reconozco que no le encontraba tanto placer como parecía reportar a los demás. Yo, qué le iba a hacer, tenía otro tipo de adicción: el té, pero, siguiendo el consejo de Flavio, siempre lo consumía en privado para no parecer snob.

1 comentario:

  1. No creas, un té (sobre todo, si es con pastas, rodeado del cura y las damas postulantes) tiene mucho de alucinógeno.
    Abrazos, siempre

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