jueves, 20 de septiembre de 2012

YO Y EL BIGOTE

Durante un par de años me dejé el bigote a lo Ion Tiriac. No me quedaba bien, lo reconozco. Tuvimos una relación de amor y odio mantenida estrictamente por mi espíritu de contradicción; eso que se llama 'llevar la contraria'. También intenté fumar en pipa y renuncié a seguir cualquier tipo de moda. Iba por la calle hecho un cristo. Todos mis amigos comenzaron a tener novia o a reafirmar la relación que mantenían en precario. Un día, al hacer el recorrido de llamadas de cada viernes para salir a cenar, me vi solo. En ese mismo momento me quité el bigote, dejé la pipa en un cajón y recuperé unos vaqueros clásicos. A la semana siguiente la conocí.

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