Nunca pensé que la bandurria iba a condicionar tanto mi vida. Me la regaló mi abuelo cuando tenía tres años, y era tal su afición, que consiguió enseñarme en un par de veranos, inoculando su veneno desde mi más inocente infancia. Al principio era la gracia de la familia. Me obligaban a subir a la mesa después de tomar las uvas en nochevieja y deleitarlos con mi precario repertorio. Poco a poco, fui adquiriendo una calidad respetable, aunque sólo fuera valorado en casa. Mis vecinos aporreaban las paredes para que me callara y mis amigos del colegio no me invitaban a las excursiones. Ellos preferían la guitarra y la armónica, como Dylan y Baez, mientras que mi bandurria era menospreciada por su escaso glamour. Y algo de eso debía haber porque mientras el de la guitarrita se ligaba a todas, yo me quedaba allí, con la púa entre los dedos, viéndoles marchar a la 'zona oscura'.
Por fin terminó el colegio. Aprobé todo con buenas notas, así que mis padres consintieron en que me pasara un par de meses recorriendo Europa por inter-rail. Mi primer destino fue Berlín, y de allí ya no me moví porque me enamoré de una islandesa. Por ella me puse una cresta y me hice okupa. No me hizo ni caso en materia sexual, pero al menos era la única del edificio a la que le gustaba el exotismo de mi bandurria.
Es una bandurria estupenda y bravo por la tuna de medicina de Madrid:...por las calles al pasar, cantan...yo, de pequeña, tocaba el laúd y tampoco ligaba hasta que aprendí a tocar la guitarra como la Baez...
ResponderEliminarDecisión acertada.
ResponderEliminarY es cierto, a las niñas les gusta la guitarra...
Pero hay joticas que suenan como los ángeles con la bandurria.
El escrito tiene su moraleja.
Hola compañero,
ResponderEliminaracabo de heredar una bandurria, no la sé tocar, pero estoy motivado. Conoces alguna tienda especializada en Madrid donde pueda conseguir libros de aprendizaje elemental(posición de las manos, uso de las púas, etc.) o alguna escuela donde enseñen a tocarla?
Muchas gracias : )