Sin duda es un hombre peculiar. No es especialmente carismático, pero teniendo en cuenta que le he conocido el día
que enterraban a su padre, tampoco debo hacerme una idea categórica de cómo
es. Serio hasta el punto de parecer inexpresivo. Elegante, eso sí, muy
elegante y distinguido, con eso que llaman porte. Su altura, unida a su
delgadez y a su envaramiento, le da una pátina despectiva, despreciativa y
desdeñosa a la vez, lo que consigue que nadie quiera mantener una
conversación larga con él. Dudo si esa imagen es la real o la pose que
adopta para mantener las distancias. La sensación de autosuficiencia podría ser ofensiva aunque, la verdad, creo que hemos congeniado bien. Somos tal para cual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario