Sus abogados admitieron que nunca en sus dilatadas
carreras profesionales habían visto una predisposición tan exquisita para que
todo fluyera sin destemplanzas. La custodia quedaba compartida y ninguno puso
objeciones ni trabas.
¿Dónde hay que firmar? Aquí, aquí y aquí.
La vida por separado no fue ni mejor ni peor, de hecho no distaba mucho
de la que llevaban en común. Era tal su falta de conexión que apenas notaron
diferencia. Cada uno era feliz a su manera, con la salvedad de que ya no
compartían vestidor ni vaso para los cepillos de dientes
Es que compartir vestidor dificulta mucho una relación...
ResponderEliminar2014 abrazos, o menos
Sencillamente crudo. Saludos.
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