foto: mía |
Cuando salí de su casa miré hacia arriba. Estaba asomada sin decir nada, sólo mirando mi marcha. Con un beso se volvió a esconder y dejó la ventana abierta para ventilar el olor a culpa. Después yo, ya en el coche, comprobé mi estado antes de volver a la mía.
¡Genial!
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