Quiso imaginar que no
le conocía, que simplemente era un cliente en un hotel, alguien ajeno a su
vida, un hombre viajando, sin más, al que la casualidad había colocado a su
lado. Desconocía su nombre, su oficio, su procedencia y su destino. Sólo era un
hombre. Le despojó de personalidad para no sentirse culpable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario