Ayer por la noche se cayó la aguja pequeña de mi reloj. Ya sé que suena absurdo, pero me lo he dejado puesto. Esta mañana me he levantado a 'y cuarto', no sé de qué hora, pero eran 'y cuarto', y por primera vez en mucho tiempo no he sentido sueño. A 'y cinco' he terminado mi trabajo, aunque desconozco si era tarde para entregarlo. Después, a eso de 'menos veinte', he comido. Lo he hecho cuando tenía hambre sin pensar si era la hora de comer.
Creo que me gusta vivir sin la aguja pequeña de mi reloj; me tranquiliza saber que nunca voy a llegar con retraso a ningún sitio.
Vencer al tiempo, ese sueño que persigue la humanidad desde que los relojes eran de sol... Y el azar te ha puesto el triunfo en la muñeca.
ResponderEliminarSugerente, como pocos, este texto. Lo digo mientras miro, desolado, como se me hace tarde para todo, mi reloj aún tiene las dos manecillas.
Un abrazo
Y asi poder librarse de la dictadura del tiempo. Aqui en las ciudades nos tiene apresados. A ver si me animo y le arranco yo la manecilla al mio. Un saludo
ResponderEliminarUna demostración de que el tiempo no existe. Ni siquiera es relativo.
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