lunes, 11 de febrero de 2013

LA ARPISTA

Tenía el pelo y los ojos del mismo color que la laca del arpa que tocaba. Las orquestas de todo el mundo la reclamaban y yo tuve la suerte de acompañarla durante tres años y medio. Dejé todo por estar a su lado. Un día desperté en un hotel cuando ella ya se había marchado al ensayo. Miré por la ventana desperezándome y me di cuenta de que no sabía dónde estaba. Llamé a recepción y me confirmaron que estaba en la suite del hotel Omni Mont-Royal, en Montreal. Fue entonces cuando tomé la determinación de dejarla y volverme a casa. Ahora mismo estoy escribiendo sentado en una tasca del casco viejo de San Sebastián tomando unos zuritos y chupando la cabeza de unas gambas.

4 comentarios:

  1. Nunca se debe de vivir la vida de otro en lugar de la propia, tarde o temprano alguien se arrepiente.
    Besos dea gofio.

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  2. Ella tiene un concierto esta noche en Donosti. ¿No habrás recaído?
    ABrazos.

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  3. I think this statement has a sexual bottom. Either a few horns of him,as you say in Spain, or he already does not like her.

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  4. Nada como San Sebastian para disfrutar de la mejor comida. Que se le habria perdido en Canada!!! Saludos

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