Obra: Jeremy Geddes |
Ha decidido hacerlo. Al
final lo ha hecho. Pensé que no sería capaz, que solo los cobardes desaparecen
sin encarar las adversidades. Nuestro aislamiento ha podido con él y me ha
dejado solo. Seis meses nos quedan por delante hasta el regreso y él ha
preferido abandonar. Le veo flotar a través de la escotilla, con la infinitud
del universo como destino. Se ha engalanado con una hiedra del laboratorio para
simbolizar su alegría. Parece despedirse con la mano alzada. O tal vez dirigir
una orquesta. “SAMMY, pon su música. El nocturno de Bagdasarian es su favorito.
Gracias SAMMY”. Gira ahí fuera, tal vez baile mientras sonríe oculto tras el
espejo del casco. O puede que llore. Se aleja mientras la última nota, eterna y
melancólica, se funde con él y desaparecen.
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