Un recuerdo es una persona asociada a una acción y, a veces, a una mentira.
"Cecilia dormía profundamente cuando entré en la habitación y, aprovechando el silencio, me infiltré en su sopor. Aún recuerdo el súbito vértigo al salir eyectado de sus sueños cuando sorprendí a un filósofo disfrutando del favor de sus manos. Siempre he odiado a los filósofos, con sus pelos lacios, sus chalecos de lana pasados de moda, las gafas de pasta a juego y el efecto narcótico de sus palabras..."
por Rafael Caunedo © todos los derechos reservados. http://rafacaunedo.wixsite.com/escritor
viernes, 19 de diciembre de 2014
jueves, 11 de diciembre de 2014
EL OTRO FINAL DE... SI LA COSA FUNCIONA
“Si a mi mujer le gusta la música
clásica, el arte, la literatura y el sexo… ¿por qué discutimos?” Boris jamás supo la respuesta.
Yo sí... sigue aquí
lunes, 1 de diciembre de 2014
MUJERES ENIGMÁTICAS
"Siempre me gustaron las mujeres enigmáticas, de esas que tan pronto están como luego desaparecen. De una mujer enigmática puedes esperar cualquier cosa; nunca sabes si está releyendo lo que ha escrito o simplemente está robándole la idea a otro. No se las ve venir, y ese desconcierto me resulta irresistible".
sábado, 29 de noviembre de 2014
ESPEJO
"Música oriental sonaba en el ascensor mientras Martina y Umberto ultimaban detalles de su atuendo frente al espejo. Miraban su reflejo no como pareja, sino como desconocidos; cada uno revisando su parte del matrimonio".
www.caunedo.blogspot.com
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domingo, 23 de noviembre de 2014
EL CEMENTERIO
En
el salón de su casa tenía un cementerio. Colgadas de la pared, al lado de un mueble chino, sobre su
orejero de lectura, tenía colocadas por orden las fotografías
de todos sus muertos. Eran marcos de madera exactamente iguales, todos en filas sucesivas,
colocados por orden de defunción. Su mujer, uno de sus hijos, amigos,
familiares, escritores y artistas que marcaron su carrera; todos allí
enterrados. Muchas tardes he pasado en su casa durante su enfermedad y jamás me
habló de ellos; salvo ayer. Con un hilo de voz, tapado con una manta
de viaje, me contó muchas cosas que no sabía de su vida. Después me hizo ir al
trastero y coger la caja de herramientas. Me dijo dónde estaba el martillo y
los clavos y entonces me señaló el lugar donde debía colgar la siguiente foto:
la suya. Una vez enterrado, me pidió que le dejara solo.
sábado, 22 de noviembre de 2014
ENTREVISTA
—¿Ha pensado en volver a casarse?
—Mire, en el mundo hay hombres y mujeres, y después
estaba Iliana. Para que yo volviera a casarme tendría que creer en la reencarnación.
—¿Por qué le gusta vivir tan
aislado, tan lejos de todo?
—Verá, de joven viví en el centro de Viena, en un
edificio de cuatro plantas. Éramos doce vecinos y pasaron años hasta que logré
conocerlos a todos. A lo máximo que llegué fue a saludarles en la escalera y a
hablar de la lluvia. Aborrezco vivir en comunidad. Nunca participé en una junta
de vecinos y rehusé ser presidente en infinidad de ocasiones. Las reuniones de
vecinos me dan ganas de vomitar. Es como compartir tu vida con desconocidos.
Siento repugnancia al tocar los botones del ascensor, el olor a comida en el descansillo,
me molestan esas bicicletas cochambrosas todo el día ahí en medio, odio
compartir mi cubo de basura y oler la basura de los demás. Siento pánico de la
intrincada instalación de gas, siempre pienso que los así llamados técnicos
instaladores de gas son en verdad inmigrantes sin preparación que no conocen
bien su trabajo. Con sólo ver el cuarto de contadores del sótano me entran
temblores. Dependemos de que al estúpido de arriba no se le haya roto la
lavadora y te inunde tu casa. Vivimos sobre bombas de relojería y no nos damos
cuenta. Me encanta la soledad y el silencio. ¿Acaso tienes silencio en tu casa?
¿Es que acaso no te puede tocar una vecina loca que vea la televisión a todo
volumen a las tres de la madrugada o un alcohólico psicópata que se mee todas
las noches en la puerta de tu casa?
—Es usted
un hombre polémico en su país. Se le ha tildado de arrogante, megalómano,
egocéntrico…¿A usted de qué manera le afectan las críticas?
—Generalmente mis libros han tenido muy malas críticas,
aunque curiosamente luego han recibido bastantes premios, lo que demuestra la
absoluta estupidez de los críticos o la insoportable incompetencia de los
jurados de los así llamados concursos literarios. Mi primera novela fue
vapuleada en todos los medios de la manera más bochornosa y a punto
consiguieron mi total desesperación y odio hacia la literatura. Pero luego me
terminé acostumbrando a las majaderías y los disparates y ya nunca me preocuparon
las criticas de esos personajes abyectos, siniestros y mediocres, escritores
frustrados en su mayoría que alardean de su saber sin pudor, vomitando
cursilería y ramplonería deficiente, escasez de neuronas y sobrepeso en
vanidad. Ahora, hoy, lo que digan, me es total y absolutamente indiferente.
—¿Qué
supone ésta luz mediterranea para usted?
—No crea que soy el típico centroeuropeo ansioso por
broncearse que en cuanto puede se calza unos zuecos de goma y un pantalón
corto. El sol, la duración de la luz…, no crea. Me provoca repulsión la sola
idea de imaginarme embadurnado en cremas para tostarme al sol, como cruasanes
con mantequilla. Me da asco el sudor.., sudar, ver el sudor de los demás, oler
el sudor de la gente, el calor, el mal llamado paraíso que todo el mundo
imagina con palmeritas y agua azul turquesa, es para mí la escena más espantosa
de las escenas imaginables. El Caribe…, las playas de arena pegajosa donde la
gente se mea sin contención.., y esos bares de playa, con lechugas plagadas de
bichos y pescado sobado por manos de así llamados camareros temporales, llenas
de callos y uñas largas. El calor, el sudor. Hoy soy feliz aquí, a estas horas,
aquí, sobre esta silla de madera que cojea, hablando con usted, sólo con usted,
nada de grupos, odio los grupos de gente, las reuniones con gente son
insoportables, me resultan en todo momento repugnantes. Me siento bien al
llegar a casa después de caminar sobre la nieve, encender el fuego, descalzarme
y tocar el piano junto a un té humeante. ¿Es que acaso no lo entiende la gente?
martes, 18 de noviembre de 2014
LAS VENAS
Foto: John Goodman |
martes, 4 de noviembre de 2014
MARIE CAMINANDO
lunes, 3 de noviembre de 2014
ENAMORARSE
Dicen que enamorarse a ciertas edades no
es sencillo. A mí, la verdad, no me costó ningún esfuerzo. Sin duda hubiera
sido mucho más duro enamorarme perdidamente de una mujer a los veinte años
cuando el cuerpo te pide justamente ir desprendiendo amor cada noche,
preferiblemente con mujeres distintas.
viernes, 31 de octubre de 2014
FONENDOSCOPIO
Durante el chequeo rutinario de cada año, le pedí a mi cardióloga
que me dejara el fonendoscopio para oír mi propio corazón. Luego, con la
confianza de la amistad, le pedí escuchar el suyo. Sonrío algo perpleja. Miró
el reloj y se desabrochó la bata.
viernes, 24 de octubre de 2014
EL OTRO FINAL DE... AMARCORD
A Titto le faltó tiempo para venir a contarme lo de la
estanquera con todo lujo de detalles. Y yo, que hasta entonces no había cogido
un pitillo en mi vida, quise probarlo a ver si así también me ocurría lo mismo
que a él... Sigue aquí
martes, 21 de octubre de 2014
EL AMOR
"Todo lo relacionado con el amor lo había vivido a través de terceras personas. Eso que llaman enamoramiento había quedado apartado de mí hasta que la conocí; tan sólo me rozó cuando algún amigo se casaba. Lo más cerca que estuve del amor durante años fue cuando recibía en el buzón alguna invitación de boda"
lunes, 13 de octubre de 2014
MALETA DE MUJER
Mientras se refrescaba en la piscina después del viaje me fijé en su maleta abierta sobre mi cama. Vi su ropa perfectamente doblada y ordenada, un pequeño diccionario de español, la bolsa de aseo y un discreto joyero forrado de seda azul. Cuando una mujer viaja con sus joyas es que el viaje se presume largo, lo que podía ser bueno o malo.
domingo, 12 de octubre de 2014
COMPLICARSE
—¿Por qué no me besas?, ¿es que acaso no te gustan las mujeres?
—Tú no eres una mujer; eres una complicación.
—Tú no eres una mujer; eres una complicación.
jueves, 9 de octubre de 2014
LA FOTO
Hacía frío.
Era un día de invierno en que esparcíamos las cenizas de mi mejor amigo en su
bosque favorito. Allí congregados, su viuda, también mi amiga, me pidió que
dijera unas palabras. Lo hice, y mientras hablaba, alguien hizo una fotografía.
Vi un flash entre el grupo. Al terminar, quise tener un recuerdo de aquel acto.
Pregunté entre familiares y amigos quién me había hecho la foto. Nadie lo supo,
incluso ninguno vio el flash, pero yo sé que lo hubo.
martes, 7 de octubre de 2014
LA HUIDA
Foto: Eric Draper |
"Tal vez no le importara la ruptura con Jean, sino la manera en que lo hizo patente, su huida, su fuga sin remite, el adiós sin esperar respuesta, el "ahí te quedas" cobarde de quien no sabe manejar el afecto; hacer desaparecer la persona, pero dejar todo lo demás".
SE ACABÓ, de Rafael Caunedo. Editorial Última línea
lunes, 6 de octubre de 2014
EL VINO Y LA SINCERIDAD
Tardé exactamente una botella y media en llegar al meollo del asunto. Calcular el tiempo en función del vino consumido es algo que siempre se nos ha dado bien a Flavio y a mí. Por eso, mientras mostraba cierta desafección e indiferencia sirviendo en sus copas, decidí contarles la verdad.
Luego, al terminar, preferí callarme y cambiar de tema. A veces, hasta el mejor de los borgoñas se agria con el exceso de sinceridad.
Luego, al terminar, preferí callarme y cambiar de tema. A veces, hasta el mejor de los borgoñas se agria con el exceso de sinceridad.
jueves, 2 de octubre de 2014
MIRADA DE MARIE
Marie tomaba café de pie, apoyada en la encimera, analizando en silencio aquella conversación, intentando captar mis posibles intenciones ocultas. Y las de Flavio. Sentí su mirada sobre mi pañuelo de seda. La supuse especulando sobre el porqué de aquel caprichoso detalle en el cuello. Puede que a su ex marido también le gustase la seda y estuviera pensando en estrangularme con ella o puede que, simplemente, me mirara porque no había muchas otras opciones dentro de aquella cocina. Aún así, su expresión seria y escrutadora provocó en mí cierta inseguridad, igual que cuando alguien no para de mirarte la boca mientras hablas como si tuvieras un trozo de lechuga entre los dientes.
martes, 30 de septiembre de 2014
EL OTRO FINAL DE... HER
Nos comunicamos a través de un
pinganillo. En
el futuro, los hombres no somos nadie sin nuestro pinganillo (el de la
oreja, aclaro). Si por cualquier motivo (ya sea caducidad, batería agotada u obsolescencia
programada) el pinganillo deja de funcionar, entramos en pánico.
Y Theo más
que nadie…Sigue aquí...
lunes, 29 de septiembre de 2014
ABUELO
R.C.
miércoles, 24 de septiembre de 2014
FLAVIO Y EL DINERO
Flavio decía que gastar el dinero en hacer feliz a los demás engrandece el alma. En realidad, eso del alma lo decía sólo porque le sonaba bien, muy poético, pero lo importante de verdad era que mi dinero nos servía para quitarnos preocupaciones a los dos. Entonces, ¿por qué no quitárselas también a la gente que queríamos? Flavio nunca tuvo nada suyo, por lo que su generosidad era relativa. Se vanagloriaba de que lo suyo era de todos, aunque todos sabíamos que suyo, suyo, no tenía nada. Eso sí, estoy convencido de que, de tenerlo, de verdad que lo compartiría, pero hasta que llegara ese momento tenía que hacerme a la idea de que lo mío era suyo y no al revés.
Esta era la famosa teoría de Flavio: “Jamás te preocupes por el dinero, preocúpate sólo de estar cerca de quien lo tiene”.
Yo tenía dos cosas: dinero y ganas de compartirlo.
sábado, 20 de septiembre de 2014
WHATSAPP1
Te gustaba aquella vez que me dejaste ver tu ombligo mientras limpiabas mis gafas con el faldón de tu camisa o sólo me provocaste para pasar la noche?
(Continuará...)
miércoles, 17 de septiembre de 2014
EL OTRO FINAL DE... SUEÑOS DE SEDUCTOR
El día que me
enteré de que Allan Felix hablaba con Bogart comprendí que nuestra amistad
estaba justificada por compartir ciertos delirios. Si bien él prefiere a
Rick, el héroe de Casablanca, yo tengo predilección por Jep Gambardella, el
de La gran belleza,
lo que nos coloca confrontados a menudo, aunque no por ello hayamos discutido
jamás.
Una noche,
incluso, cenamos los cuatro en mi casa… sigue aquí.
lunes, 15 de septiembre de 2014
HERNÁN
El mejor restaurante de la isla era el de
Hernán. Jamás llegué a imaginar que una pizza pudiera ser algo tan delicioso.
“Los argentinos somos así, Wilfred, mejoramos la especie”, decía siempre.
Supongo que no lo diría por él porque Hernán no era especialmente atractivo,
más bien lo contrario, aunque hacía gala de la consabida labia argentina y
embelesaba a toda la clientela en cuanto se dejaba ver por la sala. Hablaba con
todo el mundo, se paraba en cada mesa, pero sólo en la mía se sentaba, razón
por la que siempre reservaba una mesa con una silla de más. En cuanto me veía,
se venía conmigo. Y con Flavio.
Tenía barba de gamberro, mirada de pícaro,
pelo de loco, color de vividor, gestos de mundano y bolsillo de pródigo. Era
igual que yo, pero en porteño.
(Últimas páginas de una nueva historia…)
lunes, 8 de septiembre de 2014
EL BOTÓN DE MARIE
Las personas no rejuvenecen, sólo algunas
tardan más tiempo en envejecer.
Marie aparentaba la edad que tenía, ni
más ni menos: cincuenta años. Tenía arrugas, bastantes canas sin la ayuda del
tinte, manchas incipientes en las manos, los lóbulos de las orejas habían
perdido consistencia y empezaban a dolerle las rodillas al levantarse: era,
sencillamente, perfecta. Me encantaba.
Era meticulosa calculando la medida
exacta de té en la tetera. Se puso las gafas para hacerlo, igual que hacía yo.
Descubrí que también en eso nos parecíamos. Un botón del puño de su camisa
estaba a punto de soltarse. Se lo hice saber. Lo miró y me tendió la mano para
que fuera yo quien se lo quitara. Apenas tuve que tirar del único hilo que lo
mantenía unido a la camisa. Era un botón nacarado, con cuatro agujerillos, un
botón como otro cualquiera. Sin embargo, no lo era.
Era su botón.
sábado, 6 de septiembre de 2014
SIEMPRE MARIE
Recuerdo aquellos días con especial
emoción al comprobar los efectos beneficiosos que la isla provocó en Marie. La
mujer del norte, fría y calculadora, iba poco a poco adaptándose. Progresivamente
pasó a llevar la ropa con un toque de degradación muy de mi gusto. Supongo que
Ibiza se presta al abandono, a dejarse llevar. Los espejos aquí son menos
exigentes y las tallas de la ropa, esos numeritos crueles que se fijan en las
etiquetas, pasan a ser simples guarismos sin importancia.
(Últimas páginas de una nueva historia) R.C.
jueves, 24 de julio de 2014
¿Aún estoy a tiempo?
¿ESTOY AÚN A TIEMPO?
Por Estefanía de Blas.
Puede
parecer que, estando en las fechas que estamos, “Se acabó” sea un libro de
vacaciones, de esos que se leen antes de rompernos el espinazo en una larga
siesta de tumbona playera, justo después de una comilona familiar. Pues no, no lo
creo.
Portada de "Se acabó", editorial Última línea |
Cuando
terminé de leerla tuve la sensación de que había “vivido” una historia. Tal vez
sea su poder de sugestión el que ha hecho que considere a Sofía Bassols una
amiga a la que me gustaría volver a ver, coger mi móvil y buscar su nombre en
la agenda. Puede que sea justo esa la virtud de Rafael Caunedo: acercar los
personajes hasta sacarlos del papel.
“Se
acabó” es de lectura fácil, no necesita malabarismos para abrirnos los ojos. La
historia está ahí, en la pantalla de nuestros párpados, igual que una buena
película de esas en las que parece que no pasa nada y sin embargo pasa de todo.
Porque, la verdad, esta reseña bien podía estar en la sección de cine. Le
recomiendo sacarse la entrada ya, antes de que la locura de las novedades la
relegue a un injusto segundo plano.
Abra
las primeras páginas y lea con calma, sabiendo que, con la serenidad de un
mago, Caunedo les irá conduciendo por el lado más íntimo de los personajes,
utilizando para ello una capacidad empática que trasciende a la propia
historia.
Confieso
mi debilidad por Jean Asperge, el músico que lo tiene todo salvo la capacidad
de hacerse querer. “¿Esto es el éxito?”, se plantea. Alguien dijo que en los
libros de Caunedo nadie es feliz a pesar de tenerlo todo. Supongo que el
dinero, la fama y el reconocimiento no bastan. ¿De verdad son esas nuestras
aspiraciones? Pues que sepan que, según el autor, estaríamos incompletos, tanto
como lo están sus personajes, cuya evolución a lo largo del libro va dirigida a
completarse. ¿Cómo? Buscando las piezas de su puzzle.
Cuidado
con las cosas a las que nos comprometemos, porque tal vez algún día tendremos
que renunciar a ellas. “Se acabó” plantea la duda que todos tenemos: “¿Estoy
aún a tiempo de…?” Les dejo sean ustedes quienes completen la pregunta y
piensen la respuesta.
Sean
sinceros. No vale engañarse a sí mismos.
Rafael Caunedo |
Imagen
de autor: María Castro
lunes, 30 de junio de 2014
UN SIMPLE MAIL
De:tuatua.francia@tuatua.fr
Para: direccion.esm@esm.es
Asunto: Un favor importante.
Estimada Mercedes, parece que fue ayer, pero ya han pasado dos años desde que coincidimos en el festival de Lucerna. No deberíamos abandonarnos tanto. Te cuento. He recibido esta mañana una llamada de un amigo, agente de un compositor, uno de los grandes. Su representado ha sufrido un percance y necesita un asistente temporal. Pensarás ¿por qué me lo pide a mí? Claro, te explico. Este hombre va a pasar tres meses en España, los tres de verano, trabajando con solecillo, ya sabes, y me han pedido que busque candidatos para que le ayuden. Se me ocurrió que en tu centro podrías encontrar alguien que cuadrara con lo que piden. Están buscando alguien discreto y con amplios conocimientos musicales, dispuesto a pasar tres meses fuera de su casa y con dedicación exclusiva. De verdad, Mercedes, es uno de los top, y no le vale cualquiera. También es importante que hable perfectamente el francés. En caso de que ya tengas alguien en mente, te ruego me llames para darte todos los detalles. Espero nos veamos pronto. Besos.
SE ACABÓ, Editorial Última línea
A veces, un simple mail lo cambia todo.
jueves, 19 de junio de 2014
EL OTRO FINAL DE... UN LUGAR DONDE QUEDARSE
¿Te imaginas
a Robert Smith, el de los Cure, haciendo la compra en el Alcampo de La Vaguada?
Yo sí.Si vas a Dublín puede que algún sábado coincidas con Cheyenne mientras
eliges las pizzas congeladas. Sigue aquí...
martes, 10 de junio de 2014
PETRA
Siempre la vi de rodillas, sumisa,
desvalida, con un trapo gris en la mano empapado en lejía capaz de eliminar el
brillo de los mármoles, dejando en un triste mate el lustre del pulidor. Jamás
soportó la mirada directa, por lo que solía responder al saludo inclinando la
cabeza y apartándose a un lado del escalón para dejarme pasar. Mi maletín de
piel marroquí pasaba a su lado sin tocarla, manteniendo las distancias,
receloso de que la lejía pudiera decolorarlo. A veces, muy pocas veces, me
contestaba con un susurro. Tenía la voz gastada, áspera, como de cantante
negra; o de blanca enferma.
Nunca hablé con ella. No sabría qué
haberla dicho; tal vez tuviera cierta prevención ante lo que ella pudiera
decirme. La suponía triste, al borde de la desesperación, incapaz de transmitir
júbilo ni satisfacción alguna, por lo que mi egoísmo me impedía el trato. Yo,
en mi altivez, evitaba relacionarme con personas incapaces de sonreír, aunque
fueran sonrisas tan falsas como las de mis vecinos, con quienes sí me paraba a
conversar sobre banalidades.
Hasta que llegó el juez para autorizar
el levantamiento del cadáver, Petra estuvo entre el segundo y el tercero,
recostada en la escalera. Dicen que no parecía muerta, tan sólo dormida. Tal
vez el agotamiento era tal que, de puro cansancio, se murió soñando. En la mano
apretaba su trapo, como si quisiera mantenerlo con ella allá donde fuera,
segura de que habría mármoles que limpiar.
Cuando me avisaron de lo ocurrido, no
quise bajar a verla. Me quedé en casa, sin ganas de salir, encerrado en aquel
domingo donde sólo los desgraciados tenían que trabajar. Me pasé el día oyendo noticias
en la radio, intentando no pensar en ésa vida desperdiciada. La muerte de Petra,
tan joven y tan vieja a la vez, me conmocionó.
Me dijeron que en el delantal llevaba
el recorte de prensa que le hizo famosa en su barrio durante un día. Bajo el
titular “Tragedia en Cuatro Caminos”, estaba su foto junto a sus hijos, ambos
huyendo de la llamada del periodista para que posaran, atemorizados al ser
testigos de cómo su casa se deshacía envuelta en llamas, con su padre dentro.
*
* *
Han pasado cuarenta años de aquello.
Rafael y Francisco han venido hoy a verme a la residencia. Es mi cumpleaños.
Sus hijos, que me llaman abuelo, me han comprado un sombrero de fieltro verde.
Mientras los niños juegan por el jardín, los mayores hemos rezado en el
solarium, como siempre hacemos, cogidos de las manos, acordándonos de su madre.
sábado, 31 de mayo de 2014
MIS ZAPATILLAS
Me di cuenta que las quería el día en que perdí una de ellas. Salía de El Sol, eran las cinco. En el mogollón de la escalera, alguien me pisó por detrás y la perdí. La masa me empujaba hacia arriba mientras mi pobre zapatilla se quedaba dentro. Esperé a que saliera hasta el último borracho para ir a recogerla. Allí estaba, junto a un librillo de papelillos tan perdido como ella, dispuesta a una última copa en El Penta.
Durante muchos años han estado conmigo. Mis hijas me preguntan por qué las tengo expuestas en la librería del salón. No lo entienden porque no puedo sincerarme con ellas y contarles todo lo que estas zapatillas han vivido conmigo. Si supieran la verdad, perdería credibilidad como padre.
jueves, 22 de mayo de 2014
UNA VIDA EXTRA
A veces pienso que deberíamos tener una segunda oportunidad y volver a nacer. Tener una vida extra, una en la que poner en práctica todo lo que hemos aprendido en la primera.
Y no cagarla.
Mucha gente dice que si volviera a nacer, haría lo mismo que ha hecho en su vida. Yo no.
Y ellos tampoco. Seguro.
Y no cagarla.
Mucha gente dice que si volviera a nacer, haría lo mismo que ha hecho en su vida. Yo no.
Y ellos tampoco. Seguro.
lunes, 19 de mayo de 2014
LA RUBIA DE BOTE
Lo normal de alguien que está bebido es
que se le suelte la lengua. A Marie, no. Lo suyo no fue propiamente una conversación, más bien se trató de
un monólogo interior, igual que si su conciencia estuviera pronunciándose en
voz alta. No buscaba el intercambio en el diálogo, ni tampoco sus movimientos
mostraban disposición a ceder la palabra. Ella hablaba sin parar.
De su marido. Ex marido.
Y de la otra. La rubia de bote.
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