sábado, 31 de mayo de 2014

MIS ZAPATILLAS

Me di cuenta que las quería el día en que perdí una de ellas. Salía de El Sol, eran las cinco. En el mogollón de la escalera, alguien me pisó por detrás y la perdí. La masa me empujaba hacia arriba mientras mi pobre zapatilla se quedaba dentro. Esperé a que saliera hasta el último borracho para ir a recogerla. Allí estaba, junto a un librillo de papelillos tan perdido como ella, dispuesta a una última copa en El Penta.
Durante muchos años han estado conmigo. Mis hijas me preguntan por qué las tengo expuestas en la librería del salón. No lo entienden porque no puedo sincerarme con ellas y contarles todo lo que estas zapatillas han vivido conmigo. Si supieran la verdad, perdería credibilidad como padre.

jueves, 22 de mayo de 2014

UNA VIDA EXTRA

A veces pienso que deberíamos tener una segunda oportunidad y volver a nacer. Tener una vida extra, una en la que poner en práctica todo lo que hemos aprendido en la primera.
Y no cagarla.
Mucha gente dice que si volviera a nacer, haría lo mismo que ha hecho en su vida. Yo no.
Y ellos tampoco. Seguro.

lunes, 19 de mayo de 2014

LA RUBIA DE BOTE


Lo normal de alguien que está bebido es que se le suelte la lengua. A Marie, no. Lo suyo no fue propiamente una conversación, más bien se trató de un monólogo interior, igual que si su conciencia estuviera pronunciándose en voz alta. No buscaba el intercambio en el diálogo, ni tampoco sus movimientos mostraban disposición a ceder la palabra. Ella hablaba sin parar.
De su marido. Ex marido.
Y de la otra. La rubia de bote.

miércoles, 14 de mayo de 2014

EL OTRO FINAL DE... CASINO

Las Vegas ya no es lo que era. La ciudad está en manos de las grandes empresas y ahora es un puñetero parque temático. El único que queda de aquellos días locos donde todo se podía conseguir con dinero es Sam Rothstein, cuyo olfato judío le hizo salir del coche antes de que saltara por los aires. Nick Santoro, su lugarteniente y un auténtico ‘hijo de…  Sigue aquí

lunes, 12 de mayo de 2014

EL ARTE

Muchas veces he intentado imaginar cual fue mi primer contacto con el arte. Seguramente fue a los pocos minutos de venir al mundo, cuando plantaron mi cuna frente a la chimenea del salón, justo debajo de un retrato de mi abuelo. Un cuadro de gran formato en el que aparecía mi abuelo de cuerpo entero, vestido con un traje de tweed, fumando en pipa y acompañado de dos mastines. Dicen que fui un bebé muy llorón, pero vista la expresión sombría y fúnebre del retratado, no era de extrañar que tuviera pesadillas pensando en que aquel hombre bajara de allí y me raptara, o lo que era peor, que aquellos dos perrazos me desmembraran y me dejaran lisiado para siempre.
VIVIR DEL CUENTO, Rafael Caunedo

viernes, 9 de mayo de 2014

VIVIR DEL CUENTO



Antes que nada, debo confesar algo para que luego nadie me lo recrimine: soy inglés. Lo soy para lo bueno y para lo malo, pero lo soy. Debe ser genético, algo con lo que se nace, un plus de personalidad que nos conforma a los británicos tal y como somos. Es como si ya desde el nacimiento quisiéramos ser diferentes al resto del mundo. Yo, por ejemplo, para llamar la atención decidí desde muy pequeño que quería vivir del cuento, pretensión que no me costó mucho conseguir dado el ambiente en que me crié y a que mi padre llevaba unos meses muerto cuando vine al mundo.
VIVIR DEL CUENTO, Rafael Caunedo 

jueves, 8 de mayo de 2014

JEAN ASPERGE

No debería haber aceptado, se decía una y otra vez mientras se dirigía en taxi hacia el Muséum National d´Histoire Naturelle. No le apetecía, no era un buen día. Las gotas de lluvia se escurrían por el cristal en cada semáforo en rojo. Allí parado, mientras masajeaba inconscientemente su pierna, observaba a los otros conductores atascados como él. Mirada perdida al frente, cada uno a lo suyo, encerrados en sus habitáculos, pensando que eso que estaban haciendo, en ese instante, era lo mismo que llevaban haciendo muchos años y posiblemente lo mismo que harían en los venideros. Unos fumaban. Otros golpeaban el volante con inquietos dedos al ritmo de la música “impuesta” por cualquier radio fórmula, siempre la misma, día tras día, con la misma insistencia y perseverancia de los semáforos. Ahora verde. Jean Asperge se dio cuenta entonces de que el taxista iba hablando. “¿Qué estará diciendo?” Veía sus hombros y su nuca moverse al ritmo de una explicación, con manos gesticulantes similares a las suyas al frente de su orquesta. “¿Qué dirá?”, pensaba Jean. Siempre tuvo una cualidad excepcional que le diferenciaba del resto de los humanos: podía bloquear su cerebro del exterior y hacer que por sus tímpanos no pasara sonido alguno. “Usted tiene mucha vida interior, ¿no?”, le preguntaban a menudo los periodistas. “No, simplemente es que casi nunca me interesa lo que los demás ‘exteriorizan’”.
SE ACABÓ, Editorial Última Línea, junio 2014

viernes, 2 de mayo de 2014

EL OTRO FINAL DE... EL GRAN LEBOWSKI



A cualquiera le tomarían por loco si hiciera la compra en albornoz. Al ‘Nota’, no. El ‘Nota’ es el ‘Nota’ y puede hacer eso y cuantas cosas quiera. Es un buen tipo que no quiere problemas. Tan solo le pide a la vida tres deseos: que jamás se rompan sus cintas de la Creedence Clearwater Revival, que siempre tenga a mano un... (Seguir leyendo aquí)