lunes, 9 de julio de 2012

YO Y LA ANTIMATERIA

De los tres, ella era la única que sabía qué era eso del Bosón de Higgs. Estábamos de excursión en la montaña, y aprovechando un descanso junto a la ribera de un río, nos lo explicó. Los dos la mirábamos arrobados mientras movía las manos para hablar de la antimateria; mi amigo con cara de listo y yo de tonto. Él, mucho más inteligente que yo, sin duda lo estaba entendiendo todo. Yo, en cambio, nada; así que me dediqué a mirarla el escote. Cuando terminó la explicación mi amigo hizo una pregunta  pertinente, una de esas con enjundia. Yo, que seguía a lo mío, le miraba con envidia. Ella ya sólo se dirigía a él. Entonces yo, celoso como nunca había estado, me quedé mirando al cielo con cara de filósofo interesante buscando una pregunta que la atrajera hacia mí. Tardé un poco, pero al final lo conseguí: "¿Quedarán cervezas en casa?" Me miró durante una milésima de segundo, el tiempo justo para convertirme en antimateria.

3 comentarios:

  1. Después de uno que se va, uno que vuelve. Lo lógico es que pregunte si quedan cervezas. Bienvenido a tu propio blog.

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  2. ¡Buenísimo!, Rafa.
    Hasta el propio Higgs estaría orgulloso de tu pregunta. Seguro que a él también le gustan las chicas guapas y las cervezas.
    Besotes

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  3. Estoy segura de que a Higgs también le gustan las chicas y las cervezas...

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