miércoles, 6 de junio de 2012

EL BUENO DE LUCAS

La gente piensa que los presentadores de informativos no nos ponemos enfermos. Nada más lejos de la realidad, pero no hay nada que no pueda arreglar una generosa mano de maquillaje y un buen chute de analgésicos. En tres años sólo he faltado al trabajo un día: ayer.
Tenía más prisa de la habitual. Desayunaba de pie viendo la información meteorológica en la CNN. El sol estaba garantizado en Washington. Al salir al jardín, mi perro tuvo un comportamiento extraño: con un exceso injustificado de alegría se me subió encima, dejando muestras de sus zarpas en mi camisa y en la solapa del traje. Mi reacción, tan atípica como la suya, fue la de sacudirle dos latigazos con la correa. Ninguno de los dos esperábamos tal comportamiento. Sus ojos, de pronto, se quedaron apagados antes de irse caminando despacio a su caseta. Sin tiempo, decidí no cambiarme.
Parado en el segundo semáforo de mi avenida, vi a mi vecino lanzar un frisbee a su perro. Compungido y arrepentido, llamé al director de informativos y me volví a casa.
Ni el maquillaje hubiera podido disimular mi desánimo. Lucas bien vale un poco de absentismo laboral.

1 comentario:

  1. ¡Qué relato más tierno!...ojalá hubiera más presentadores de informativos así...

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