miércoles, 16 de noviembre de 2011

ESTOCOLMO SIN GUANTES



No creo que haya nadie más tonto en Estocolmo que yo. A nadie se le ocurre salir de casa sin guantes. Me pasó ayer mismo, y me di cuenta cuando ya sacaba la bici del portal. Miré el reloj y confirmé que tenía el tiempo justo para llegar al teatro. Tampoco está tan lejos, pensé. Llegué con precisión sueca. Eso sí, con las manos moradas a punto de congelación. No las sentía. La representación empezó y las manos comenzaron a dolerme. Metí la izquierda debajo de mis piernas, y la derecha entre los muslos de Brunnä, mi novia. Así estuve hasta que cayó el telón. No pude aplaudir.
Hoy me he levantado sintiendo que la sangre por fin circula por mis manos, aunque no sé por qué, pero el caso es que una está mejor que la otra. Para igualar la recuperación hoy he vuelto a quedar con Brunnä. Vamos a ir al cine. Esta vez la voy a pedir que se siente a la izquierda.

6 comentarios:

  1. El que sabe, ya sabes ....
    Y lo bien que se está ahí guarecido del frio, ein?

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  2. Que frio...A mi me paso lo mismo una vez en la cordillera de los andes, entre Chile y argentina...las manos moradas!!!


    Primera vez que te visito, me ha gustado mucho tu blog...excelente!!

    Te visito desde

    http://desdoblamientointelectual.blogspot.com/

    Suerte!!

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  3. Sí. Qué geniales las alemanitas del cine.

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  4. ...gracias Nelson, me voy de viaje a tu blog...

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  5. ...si, Kenit, el cine, ese lugar tan oscuro...

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