Tengo una cicatriz en forma de ele encima de la ceja. Cuando sonrío se marca un poco y me queda bien, me imprime carácter. No fue nada, digo siempre, todos los que hacemos deportes de riesgo sufrimos accidentes de vez en cuando.
Suena bien, la verdad, aunque en realidad ocurrió hace veinte años, cuando mi hija pequeña tenía que hacerse un análisis de sangre. Me pidió que me quedara con ella agarradito de su mano. No debí mirar, lo sé, pero lo hice, y me caí de cara, dándome con el canto de la mesa. Al despertar rodeado de enfermeras creí que me había muerto.
Vaya. Nos salió el negocio redondo :))))))
ResponderEliminar...hasta aquí hemos llegado, Anita...
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