Hace años quise escribir un diario, pero al leerlo me di cuenta de que mi vida era muy aburrida. Así que cambié de vida. No creas, sigo yendo a la misma oficina, tengo el mismo jefe y mi señora, para mi desgracia, persiste en vivir conmigo. Lo que hice fue inventarme una, o sea, escribir en un diario lo que me gustaría hacer, no lo que hago. Mi psiquiatra dice que eso genera frustración. Claro, lo dice él que nunca ha desayunado en la cama con Cate Blanchett. Mira que se lo digo: "doctor, que se va a volver loco de la vida que lleva". El pobre no hace más que recetarme pastillas. Si se enterara lo que hago con ellas... Lo que me joroba del diario es no tener mesa dónde apoyarme para escribir. Esta habitación, tan mullida y blandita es muy sosa. Hoy he quedado con Armani para que me la redecore. Giorgio y yo somos íntimos ¿sabes?... ya desde el colegio fumábamos juntos en el baño.
Si hay cigarrilos, reservame una habitación.
ResponderEliminar;)
Oh! debe ser una habitación compartida, el decorado y las amistades me suenan. Vaya haciendo sitio.
ResponderEliminarMe suena a placentero....me inscribo y comienzo a escribir mi diario.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Un abrazo.
Jo, a veces escribe cosas realmente fantásticas, Sr. Caunedo...
ResponderEliminar... Poma... hablaré con Giorgio para que traiga ceniceros...
ResponderEliminar... sí, Anita, suave y blandito, da gusta caerse...
ResponderEliminar...ya verás, Wilma, serás la envidia del lugar...
ResponderEliminar...a veces, Umpa, sólo a veces... sólo me inspiro cuando pienso en tus postres...
ResponderEliminar1.¿La gente sigue escribiendo diarios?
ResponderEliminar2. No tiene razón el psiquiatra, que se dé un paso por la blogosfera. El "rarito" es el que no tiene un blog.